Segundas partes, si se trata de revistas independientes, siempre son buenas. Como ya adelantamos en esta primera parte del artículo, la calidad de las aspirantes revistiles de 2023 ha sido tal que nos ha forzado a su ingestión en 2 tomas. 

De esta forma, la inevitable procrastinación ante tanta inspiración visual se modera un poco, e igual dejáis algo de creatividad para el trabajo.

Y quien quiera más prolegómenos que se busque una cama. Nosotros a lo nuestro que es el diseño editorial. Las revistas independientes de esta segunda —y última— parte son: Swill, Grub Street Journal, Sandwich, Desired Landscapes, Tempura y Chutney.

Australia. Gastronomía

Seamos honestos. Cuando pensamos en ciudades o países asociados a la gastronomía, Australia no suele ser uno de los primeros que nos viene a la cabeza. Sin embargo, su posición geográfica en el mundo y su tremenda riqueza y variedad cultural —gracias en gran medida a una intensa inmigración—, lo convierten en el caldo de cultivo ideal para maridar una fuerte idiosincrasia con una marcada influencia externa

Swill se hace cargo de esta herencia que va más allá de lo puramente gastronómico, y nos habla de comida, de bebida y mucho de cultura de bares. De hecho, el foco está en las personas tan brillantes y excéntricas detrás y dentro de los locales

Detrás de la barra

Detrás de Swill se encuentra Swill house, una empresa gastronómica detrás de un conglomerado de restaurantes en Sydney capitaneada por Anton Forte. Que los propios editores sean restauradores dice mucho de la cabecera aussie.

Swill es simplemente majestuosa, tiene una fotografía impresionante y, sobre todo, está repleta de grandes historias. Myffy Rigby, su editora, lleva a sus espaldas una envidiable andadura como periodista gastronómica especializada (fue editora de The Sydney Morning Herald Good Food Guide), pero al mismo tiempo posee un pasado trabajando en cocinas y locales, y la sabiduría de haber disfrutado del lado más canalla de la restauración. 

Esta mochila la pone en una situación de gran ventaja para narrar no sólo lo que vemos al entrar en un local de restauración, sino lo que se oculta más allá del salón principal.

Fotografía

La fotografía se corona como reina absoluta de la gráfica interna, con una ausencia prácticamente absoluta de ilustración —aunque ¡ojo! cuando hace acto de presencia aporta muchísimo. 

Mientras que otras cabeceras que analizamos en la primera parte del artículo como Farta, se centra más en transmitir atmósferas, Swill busca la variedad de en la selección de imágenes y salta sin prejuicios entre platos, naturalezas muertas y una galería impresionante de los personajes que pueblan los bares y restaurantes —detrás o fuera de la barra. 

La imaginería de Swill no sólo se centra en estancias, decoración o comida, sino que retrata con cariño y sabiduría a los protagonistas de sus narrativas.

Grandes revistas

Swill sorprende desde el principio, luciendo un tamaño XXL y acogiéndose a una de las tendencias que más se están extendiendo en los últimos años en revistas independientes. 

Si la trasladamos al lenguaje gastronómico esto es un buen «plato de los montes» de los que tanto se disfrutan en las ventas un domingo. Más que plato, bandeja. Las cualidades táctiles del papel favorecen no sólo la presencia fotográfica, como describíamos en el apartado anterior, sino que también contribuyen a su prestancia, peso y, en definitiva, presencia.

Contenidos de rechupete

Cuando lanzaron Swill, sus responsables querían que fuera «rara y maravillosa» (weird and beatiful) al mismo tiempo. En definitiva, única y especial. 

Si nos seguimos liando con metáforas gastronómicas, Swill se asemeja más a un Estrella Michelin donde los artículos, al igual que los platos, se suceden sin seguir un patrón claro de secciones pliego tras pliego. En ocasiones no sabemos si hemos saltado del postre de nuevo a los entrantes, ni falta que hace. Seguimos hojeando y deleitándonos de Swill.

La ausencia de una estructura estándar en lo que se refiere a contenidos dota a la cabecera australiana de ese espíritu innovador y alejado de caminos más transitados en el mainstream, que adoramos en las revistas independientes.

UK. Revistas independientes

Pues sí. Mucho había tardado en aparecer en una de nuestras selecciones una revista sobre revistas, especialmente independientes. Sus creadores y editores, Peter Houston y Joanna Cummings, junto a su directora de arte Nicola Craig y un buen puñado de colaboradores lanzan esta publicación trimestral que, según sus propias palabras, «trata de ser brutalmente honesta acerca de la industria de las revistas: honesta, pero también optimista».

Grub Street Journal no es sólo una carta de amor a la publicación de revistas —que también—, si no que trata de todos aquellos aspectos relevantes para quienes las confeccionan y adoran. Desde el famoso planillo (flatplan), hasta compartir la visión única de los múltiples creadores y editores de publicaciones que pueblan sus páginas. No en vano tanto Peter como Joanna comparten un pasado común en el mundo de las publicaciones y la edición, y conocen bien la industria desde dentro.

Grub Street journal: the naming

Grub Street Journal no parece el nombre con más gancho que nos hayamos encontrado en la historia de las revistas, sin embargo, una vez conoces su origen, tiene todo el sentido. Grub Street era una calle londinense donde se concentraba buena parte de la bohemia inglesa hacia finales del siglo XVIII. 

Destacaban los aspirantes a escritores y poetas que escribían de lo que se terciara a cambio de algún tipo de remuneración. Todos estos «escritores al mejor postor» vivían al margen de la escena literaria y periodística y frecuentaban locales de mala muerte y burdeles. 

Su fama llegó hasta el punto de que se calificara como «grubstreet» cualquier producción escrita y comercial, con escaso valor literario. Más aún, existió un Grub Street Journal como tal que se publicó durante casi una década, y que pretendía resultar una sátira alrededor del periodismo de tres al cuarto.

No le puede venir mejor al pelo esta denominación a una publicación que admira y se ríe a partes iguales de los desafíos a los que el periodismo, y lo impreso en general, se enfrentan hoy.

Clases de gimnasia y precedentes

Con un subtítulo como The magazine for magazine people, uno podría pensar que Grub Street Journal es única en su género, que podríamos considerar prácticamente de «metarevista». Sin embargo, tuvo su precursora en Gym Class magazine

De Gym Class magazine, probablemente «el referente», poco nos queda más allá de un Instagram con menos actividad que un Teletubbie en una cama de velcro. Sin embargo, conociendo a su responsable, nunca es descartable un come back loco y una vuelta a la calma posterior, como ya ocurriera tras su último número una vez anunciada su defunción. 

En cualquier caso, la mera existencia de revistas sobre revistas no hace sino certificar el interés que éstas suscitan y que desde Rayitas azules siempre reivindicamos, así como el valor que éstas poseen para los fieles del papel.

Revistas independientes y sarcasmo

La cubierta de la tercera entrega de Grub street Journal constituye en si misma una auténtica declaración de intenciones. Why won’t print just lie down and die? («Por qué el impreso no muere de una vez») reza el titular de portada principal al que acompaña la imagen inconfundible de un brazo zombie emergiendo de su tumba. 

El enfoque de esta cabecera británica se mueve entre la sátira, la ironía, la rigurosidad y el amor a las revistas y a los inconscientes (a los que comparan con el propio Don Quijote en su primer número) que tienen la pasión y entereza de ponerse manos (y cuentas bancarias) a la obra para lanzar sus proyectos. 

Esta mezcla de fina ironía y honestidad es la que nos ha cautivado. Grub Street Journal es capaz de hablarte de números, publicidad, etc. y de lo complicado que puede resultar encontrar inversión hoy en día, al mismo tiempo que te hace reír. 

El hecho de que cada número sea monográfico y posea un título propio nos parece un acierto. The walking dead issue, The Jerry Maguire issue y The Don Quixote issue ilustran distintos aspectos centrales, que la cabecera toma como excusa para vertebrar sus artículos. Simplemente ¡bravo!

Diseño sin reglas

Grub Street Journal no sería lo que es sin la pasión que vierte en sus páginas su directora de arte, Nicola Craig. Toda una amante de las revistas impresas (en especial de Little White Lies, aquí coincidimos), que se dejó seducir en dos segundos por la propuesta de los editores Peter Houston y Joanna Cummings. 

El término que nos viene a la cabeza para definir el diseño es eclecticismo que comienza desde las propias cubiertas. Cada portada tiene un enfoque diferente, lo cual aporta frescura, sin que como lectores sepamos que esperarnos con cada nueva entrega, y a la vez dota a cada número de personalidad propia. 

Tipográficamente se mantiene en los márgenes de la sobriedad y la contención que consideran necesaria para no eclipsar con artificios excesivos el contenido principal (Bebas Neue y Roboto light para el grueso del contenido). Dicha contención se extiende a la paleta cromática, reducida a dos colores básicos determinados por el cromatismo de la propia portada. 

Y hablando de portadas, atención a las cubiertas. Nos han enamorado esas contraportadas multifunción de las que os damos cuenta por aquí abajo. 

UK. Gastronomía

Con Sandwich engrosamos un poco más la lista de nuestras «favs» dedicadas a la gastronomía. ¡Que se note que somos unos foodies sin remedio! Cada número de Sandwich toma un sándwich icónico y lo utiliza como punto de partida narrativo para unir a los humanos a través del estómago. La más poderosa de las conexiones.

A través de reportajes culturales, ilustraciones, infografías y entrevistas a los creadores de tendencias más rutilantes del universo gastronómico, Sandwich se erige por derecho propio como una de las revistas independientes dedicadas a la comida, con enfoque más personal. 

TCO London de nuevo

En la primera parte de este artículo ya os hablábamos de Huck magazine, y si sois fieles de nuestro Instagram habréis visto más de una vez por allí paseándose la revista sobre cine Little White Lies. ¿Qué tienen en común ambas cabeceras con Sandwich? Pues ni más ni menos que los reyes Midas británicos de la independencia revistil: TCO London.

De hecho, la cabecera se lanzó originalmente como una colaboración entre la agencia y la marca estadounidense de condimentos Sir Kensington’s, que patrocinó los primeros cuatro números. Cuando el partnership llegó a su fin, TCO decidió sumar Sandwich oficialmente a su lista de referencias propias. No obstante, en ocasiones se abre al patrocinio de alguna marca, como fue el caso de Oatly para el número dedicado al sandwich de helado. 

Originalidad como plato principal

Tanto su editor Josh Jones, como su directora de arte Tertia Nash y su diseñador principal Oliver Stafford, parecen tener muy claro que sin personalidad una cabecera no es nada. A pesar del planteamiento inicial de ir destripando un bocata por número, no tardaron en ampliar el enfoque un más allá. 

De esta forma, pasaron de ejemplares consagrados al BLT o al BBQ Brisket, a números especiales como el que dedicaron al «helado de sandwich» o a las sobras (leftovers), donde chefs reconocidos como como Matty Matheson compartieron sus mejores recetas de bocatas a partir de lo que suelen tener por ahí rodando en la cocina

En el número que os traemos fotografiado por aquí, el archiconocido Gordon Ramsey aparece como «editor invitado» y protagoniza una portada digna de enmarcar. Nunca un sandwich nos supo tan gourmet. Nosotros ya le hemos «jincao» el diente, y nos ha sabido a gloria.

Todo el amor que cabe en dos rebanadas

Nos cautiva enormemente esa estrategia minimalista de un único sandwich específico para cada número, y cómo este actúa como una lente capaz de filtrar cualquier tipo de contenido. De hecho, como lectores tenemos la sensación de que la narrativa puede ir hacia cualquier dirección, y esa premisa nos parece uno de los grandes aciertos de la cabecera. 

Por otra parte, su universo editorial va más allá de la propia revista en papel, y equipo tras Sandwich se afana en generar contenido para redes de alta calidad. En su canal de Instagram os podéis deleitar con fotografías de los mejores sándwiches del mundo. Pero cuidado, no entréis con hambre.

El número especial del chef

Este portadón con el bueno de Gordon Ramsey, o lo que es lo mismo, el chef más famoso del mundo, basta para contar con propio apartado por aquí. Ramsey no sólo se erige como rey absoluto de la portada, sino que es el editor invitado especial de esta última edición de la revista y reflexiona, entre otras cosas, sobre cómo inspirar un meme de Internet y convertirlo en un programa.

Ilustración gourmet

Aunque la presencia de la fotografía sea mayor que en su prima Little White Lies, la artillería gráfica de Sandwich se basa principalmente en la ilustración. Lejos de encasillarse en un solo tipo de ilustración, cada número tira de talentos tan múltiples como diversos. ¡Ojo! con el lettering ilustrado que abunda en cada número, y que le confiere un rollazo de los que nos gusta, que dejo un regusto largo de lo más especial.

Grecia. Viajes

La diversidad de tamaños en revistas independientes nos siguen sorprendiendo. De Swill y su formato XXL, pasamos a Desired landscapes, una XS repleta de buen hacer y lugares por descubrir que se une a la tendencia de perfume editorial en envases pequeños. La cabecera con sede en Atenas aporta una perspectiva fresca y filosófica sobre el arte de escribir sobre viajes. 

Natassa Pappa es su creadora, editora y directora de arte, y posee un currículum muy particular que sin duda moldea la publicación. Por un lado es experta en diseño gráfico aplicado a espacios públicos, y por otro es profesora de diseño y tipografía. Su interés se focaliza en aquellas publicaciones que usan las ciudades como fuentes de inspiración en forma de mapas y documentos, y en las historias sobre ciudades que se transmiten de forma oral. Conversación, mapas y diseño. No se puede tener un punto de partida más atractivo. 

De paseo por paisajes

We read to walk, an walk to write («Leemos para pasear, y paseamos para escribir») no sólo la frase con la que nos da la bienvenida la revista, sino que además se cumple explícitamente en los paseos que Natassa ofrece en Atenas, la ciudad donde vive. De hecho, se puede decir que los textos de Desired landscapes se inspiran y son fruto de la investigación para itinerarios a pie en la propia Atenas, y otros lugares donde prima la cultura, la tipografía viva en la ciudad o la arquitectura urbanística. 

La idea central es absorber el entorno paseando y experimentar en nuestras carnes viajeras los tesoros que oculta lo más «ordinario» de las ciudades que visitamos. Pasear y pasear sin dejar de fijarnos en la fábrica urbana y experimentar secuencias visuales inesperadas. En definitiva, menos tourist bus y más gastar suela para desentrañar de verdad lo que las ciudades tienen que ofrecer. 

Enfoque

Desired landscapes expresa desde lo más puramente físico hasta el último de sus contenidos una voluntad expresa de ser ella misma. Vamos, lo que deben ser las revistas independientes. Además de todo lo dicho más arriba, subyace en sus páginas la idea aristotélica de caminar como una forma de dejar fluir nuestros pensamientos, y esta determina la fábrica de los contenidos de la cabecera

Para cada número, Natassa abre las puertas a diferentes autores que ofrecen sus perspectivas únicas sobre los distintos lugares. De esta forma, ciudades más famosas e icónicas, y por tanto con un mayor volumen de historias que contar, conviven junto a otras menos conocidas. Además, en cada nuevo número siempre aparece una isla, que por sus características físicas dan rienda a narrativas más individuales y particulares.

Acabados

Cuando paseamos, una publicación grande puede ser literalmente una carga. Desired landscapes se inspira en los mapas de bolsillo y su manejabilidad, pero alejándose diametralmente del concepto de guía o mapa al uso.

Pero más allá de su formato, Desired landscapes cautiva desde sus cubiertas donde brilla ese estamping juguetón de color que varía de número a número, y su papel con impronta «cartonera». El contraste entre el tacto rugoso del papel y los acabados casi metalizados, pone en sobreaviso al lector de lo particular y poco convencional de la publicación, incluso antes de abrirla.

Diseño y tipografía

Como se nota cuando las revistas se realizan desde estudios de diseño o, como en este caso, la iniciativa parte de una diseñadora. Sin duda, la sensibilidad tipográfica, y el grado de soltura para poder diseñar en formatos reducidos marca la diferencia entre un objeto de deseo o un volumen difícil de disfrutar y manipular. 

Dado el ancho físico de Desired landscapes, el layout se debe ajustar a un ancho de página ajustado y a una columna, lo cual redunda un poco más en ese aire literario que impregna la publicación.

La tipografía principal es Averta de Kostas Bartsokas, que funciona muy bien con formatos pequeños y marca el ritmo narrativo a la par que confiere el aura de revista cotemporánea. Farnham de fonts.gr, por su parte, modula los textos críticos para separarlos de la narrativa pesonal. Para las secciones con la función de city guide —en este número Varsovia— Natassa hace uso de New Edge 666 de Charlotte Rohde, confiriéndole personalidad propia de forma explícita. 

Francia. Cultura japonesa

Tempura es una revista trimestral francesa sobre cultura japonesa. En ella confluyen todo tipo de temáticas, siempre con el país del sol naciente como base: arte, sociedad, moda, literatura, gastronomía, diseño o arquitectura, por poner algún ejemplo. 

La cabecera fue fundada en 2019 por Emil Pacha Valencia (editor principal), Clémence Fabre (directora de arte) y Olivier Cohen (director editorial). Tempura recibe su nombre de este frito originario de Portugal (atentos amigos de Farta) e importado a las islas niponas en el siglo XVIII. De esta manera, se trata de un naming que simboliza la esencia de la publicación: la permeabilidad de las fronteras entre culturas. 

A través de artículos contundentes, entrevistas, retratos, tendencias, y crónicas de toda índole, Tempura se dirige tanto a los amantes de Japón, como a todos aquellos lectores curiosos que buscan inspiración en un país cuyas características y peculiaridades hacen único. Tempura le toma el pulso a un país con el que se fantasea a menudo, y realiza un retrato completo, sensible y sin límites del mismo. Toda una carta de amor a Japón en formato impreso.

Acostumbrados a revistas bilingües más allá de su país de origen, e incluso publicadas en inglés aunque se gesten en países con otros idiomas, nos llama la atención que Tempura se publique íntegramente en francés. Para nosotros pide a gritos una versión en inglés, o al menos una edición bilingüe. Revistas independientes como esta merecen gozar del mayor alcance posible.

Diseño cautivador

Uno de los puntales principales de Tempura radica en un diseño gráfico fuerte de tono libre, que la lleva más allá de la revista para convertirse en un objeto único de alta «coleccionabilidad». En palabras de la propia Clémence Fabre, directora de arte (y cofundadora): 

«Para mí había dos limitaciones principales. En primer lugar la dificultad de combinar una identidad periodística (reportajes largos, dossieres, etc.) con una gráfica más asociada a las revistas de moda. En segundo lugar, no caer en la tentación de una excesiva y obvia «japonización» y emplear gráficos nipones o elementos exóticos simplemente porque somos una revista sobre Japón». 

A pesar de todo, Tempura no está exenta de ciertas reminiscencias gráficas de carácter nipón en algunos títulos y destacados laterales, así como la viñeta al final de los artículos, que contienen el característico punto japonés.

Desde el punto de la vista de la tipografía, la cabecera francesa tiró del rico repositorio de Adobe Fonts, de cuyos tesoros ocultos os hemos hablado en el blog en más de una ocasión. Ministry fue la elegida para los titulares y generar la sensación de prensa de la que hablábamos más arriba. Calluna, por su parte, se revela perfecta para cuerpos de texto y Elido completa algunos subtítulos y fragmentos de texto similares.

Para una dimensión más artesanal y orgánica, especialmente para temas sociales, Clémence suele emplear tipos escritos directamente a mano que añaden un guiño a la prensa independiente y alternativa.

Fotografía

Clémence Fabre, sabe bien que la identidad de una revista no es sólo su diseño gráfico y composición de página, sino la elección de las fotografías, profesionales, así como el estilo de los ilustradores. Abundan no sólo las imágenes que articulan los textos, sino también auténticos reportajes fotográficos que se extienden varios pliegos. 

Se nota que la dirección de arte en este sentido es deliciosa y genera una identidad abrumadora y reconocible, que le hace justicia a un país que nos llega «montado» en su imaginería cual Son Goku en una nube.

Tempura será objeto de un rediseño en breve. Deseando hincarle ya los palillos a lo que nos tenga reservado su magnífico equipo.

UK. Identidad y cultura

Con Chutney cerramos este doble artículo con las mejores revistas independientes de 2023. Que su nombre no os engañe, porque Chutney no va de gastronomía, aunque pueda tener cabida en sus páginas. Sus hilos conductores son la identidad cultural, el colonialismo y la migración.

Osman Bari, fundador, editor y diseñador de Chutney, no sólo es su máximo responsable, sino que cimienta los principios editoriales sobre los que se construye. La revista sigue un ciclo editorial de 2 años y se lanzó por primera vez en 2019. Los dos primeros números se imprimieron con risografía, pero para su tercer y último número de momento, la revista pegó el salto a offset. Aunque la andadura editorial empezó en Toronto, de donde proviene Osmar, la sede se ha trasladado con el autor a Londres, donde reside actualmente.

Chutney se revela como una colección de historias y relatos sobre identidad cultural, cuyo objetivo es dar voz a las minorías dentro de la gran mayoría global, así como desafiar las concepciones monolíticas, y a menudo inamovibles, que la gente posee sobre numerosas comunidades.

El origen no es la salsa

El nombre de la cabecera está inspirado en una frase en el idioma urdu —que además aparece escrita a mano por la madre de Osman en la primera página— que se traduce algo así como «¡No hagas chutney con mi cerebro!». Se trata de una expresión típica que los padres suelen decirles a sus hijos cuando los molestan. 

La revista se inspiró en el hecho de que algo tan simple e internacional como el chutney podía justificar el uso de propio idioma, y desempeñar un papel más importante desde el punto de vista del idioma y la cultura, que fuera más allá de la simple comida.

Ingenuidad en el diseño

La frescura gráfica de Chutney se explica desde el punto amateur del propio Bari, que sin tener una formación gráfica como tal, sí demuestra tener un buen ojo para la composición y narrativa, a la hora de exponer visualmente los artículos. La mezcla de lo clásico y lo contemporáneo le confieren una personalidad única, que no huye ni es ajena al mismo tiempo de las tendencias más activas en diseño de revistas independientes.

Por ejemplo, la cabecera que suele ser sagrada como pieza principal de la identidad gráfica de cualquier revista, se rediseña cada número. Las tipografías no están exentas tampoco de personalidad: Rungli, Clack, Hershey Noialles.

Los acabados, por otra parte, contribuyen más si cabe a su empaque. El papel verjurado fomenta el toqueteo y la orientación apaisada de la cabecera en estamping dorado (sólo en cubierta anterior, eso sí), reclaman la atención del lector desde el primer vistazo. 

Al igual que muchas de las publicaciones de esta compilación anual, la contraportada va más allá del soporte publicitario, confirmándose como una tendencia cada vez más característica de la independencia revistil.

Estructura del contenido en plan receta

En el artículo en Magculture al que la propia web de Chutney nos remite, nos enteramos de que la estructura de la revista proviene de la propia receta del chutney. Así, cada número se divide en tres secciones, una receta editorial basada en las etapas de producción del chutney: picar, mezclar y conservar.

Si os habéis quedado con ganas de más, de postre os dejamos la conversación que el propio Osman Bari tuvo con Jeremy Leslie, gerente de la siempre necesaria y referente absoluta Magculture.

Y llegamos así al final de esta compilación en dos tandas de lo más granado que nos dejó la independencia revistil el pasado año.

La autoedición —especialmente en lo que a revistas y fanzines se refiere— sigue siendo un universo gráfico y editorial paralelo que evoluciona impertérrito al margen de inteligencias artificiales y tendencias. De hecho, tras llevar casi una década escribiendo sobre revistas independientes, tengo cada vez más claro que muchas de las decisiones que sus diseñadores toman constituyen el germen de lo que después adoptará el mainstream gráfico.

De su buena salud depende en mayor o menor medida que no cese la capacidad de sorprenderse al abrir una publicación, algo cuyo valor es difícil de medir, pero que si lo pudiéramos hacer, sería oro, y como el oro, un valor seguro.

Así que, compren independencia revistil e inviertan en satisfacción garantizada. ¡Viva el papel!

—————

Todas las fotografías: Salva Cerdá

Previously on «Las mejores revistas independientes…»

—————

Diseño de contenidos editoriales: Una experiencia de Noticias

Sólo porque este curso es de Francesco Franchi —todo un referente para nosotros— y escucharle un rato ya valdría, pero es que además el curso está fenomenal. Francesco os enseñará cómo diseñar una experiencia editorial que responde y se adapta al nuevo consumo de información a través de una combinación de plataformas analógicas y digitales.

Diseño de contenidos editoriales: Una experiencia de Noticias