El Diseño Editorial es la rama del Diseño Gráfico en la que más necesario resulta aunar los conocimientos técnicos y las decisiones estéticas. Como dice Jan V. White en Diseño para la edición: «Lo verbal y lo visual deben funcionar en perfecta armonía, reforzarse mutuamente». Aquí la tipografía y su doble función juegan un papel capital. Recordemos que las letras poseen dos caras: forma y significado, o lo que es lo mismo, su componente gráfico, la representación visual, y el componente lingüístico, su significado verbal.
Al enfrentarnos a las elecciones tipográficas en un proyecto editorial, nuestras decisiones dependerán de si es «tipografía para la edición», es decir, para cuerpo de texto, o si es tipografía para los diferentes textos que forman parte de la «lectura rápida» cuyo mensaje debe ser más estético: cabeceras, titulares… No son las mismas necesidades las de un texto largo que ha de leerse con detenimiento que las de otras masas textuales de menor tamaño, cuya función es, digamos, más sutil, ya que, además de aportar información, también han de resultar visualmente relevantes. Para estos últimos, la representación visual se podrá abordar de muchas maneras, dependiendo de lo que tengamos que contar. El diseñador gráfico (editorial) analizará detenidamente el mensaje y seleccionará en relación a éste una forma determinada que lo potencie. Aquí entra en juego la tipografía creativa: ver la letra como forma, desgajada de cualquier otra característica, convirtiéndose en un objeto motivo de experimentación gráfica.
El Diseño Editorial en general y las publicaciones independientes en particular son el perfecto ecosistema para la creatividad tipográfica que, a través de recursos gráficos, se posicionará por delante de conceptos como la legibilidad. En Rayitas Azules hemos llevado a cabo un pequeño experimento: hemos analizado las 72 publicaciones que han pasado por nuestras manos desde que empezamos allá por el 2016, poniendo el foco en los diferentes recursos tipográficos utilizados. Veamos, pues, los 10 recursos más utilizados, que esperamos que os resulten altamente nutritivos y que calmen vuestra sed creativa.
1. Alteración de espacios
Alterar los espacios establecidos entre palabras, letras o líneas aporta un compás diferente en la pieza, como si de música se tratase. Dependiendo del concepto y de la anulación o, por el contrario, de la amplitud de los espacios, se puede sugerir dinamismo, velocidad, distancia o solemnidad. Pero, mucho ojo con el resultado, porque nuestro objetivo es, no hay que olvidarlo nunca, comunicar.
2. Combinación de estilos
Combinar diferentes estilos dentro de una familia nos va a asegurar armonía y coherencia porque comparten la misma estructura y detalles estéticos, es decir, un mismo ADN. Podemos combinar variables de tono (grosores), de inclinación o de anchos consiguiendo efectos de contraste o diferentes grados de jerarquía, un recurso que aporta mucha expresividad si jugamos bien nuestras cartas. No se es mejor pintor por usar una paleta muy amplia, sino por poseer una gama propia y reconocible, perfectamente adaptada a lo que se quiere expresar.
3. Distorsiones y efectos especiales
Cuando, como diseñadores gráficos, estamos trabajando con una palabra concreta durante un periodo prolongado de tiempo, sucede que esa palabra deja de significar lo que dice el diccionario y pasa a ser un conjunto de formas relacionadas entre sí: se convierte en un conjunto de letras desnudas. Ahí es donde podemos meter el bisturí y comenzar a crear y convertir la palabra en una imagen gráfica. Las distorsiones y efectos conseguidos mediante herramientas digitales dotan al mensaje de movimiento y de características interpretativas inusuales. Podemos decir que las distorsiones que destacaban en las piezas gráficas de los 60 y 70 han vuelto, y tal vez para quedarse.
4. Repetición
A través de la acumulación de una palabra o letras podemos generar texturas cuyo resultado es, no solo estético, sino también conceptual. Aquí es donde reside la fuerza de la repetición, en las manchas simbólicas que genera y a su vez en el ritmo visual que denota. Es una forma de que el mensaje se retenga, usar la repetición como refuerzo. Retenemos mejor la información cuanto más a menudo la encontramos e interiorizamos. Es un efecto persuasivo.
5. Texto sobre imagen
Jugar con diferentes planos, conseguir que interactúen texto e imagen es un recurso que dota al conjunto de una dimensión gráfica mayor y un vínculo entre ambas partes que aumenta el interés visual. No se debe perder de vista la relación entre ambos elementos para no caer en una estructura caótica. El contraste será fundamental en este recurso para no disminuir excesivamente la legibilidad.
6. Acabados especiales
Los acabados marcan el final del proceso de la producción gráfica, pero son cuestiones que hay que valorar desde el principio de conceptualización del proyecto. Utilizar acabados especiales amplía las posibilidades expresivas de las letras y sus combinaciones no tienen límites. Muchas veces por desconocimiento, no aportamos este valor a los proyectos. Relieves, golpes en seco, barnices, diferentes técnicas de impresión, tintas especiales, papeles de colores, etc., pueden ser el complemento perfecto para conseguir potenciar nuestro mensaje.
7. Contorno
Prescindir de la parte interior de una letra y jugar con el fondo y el contorno puede ser una solución para poner a prueba la agudeza visual de los receptores/lectores. El contraste será primordial en el resultado final respecto al fondo y a la forma. Puede complicar la legibilidad, pero en cambio conseguir una atmósfera diferente, de cierta ligereza y un punto de vanguardia. Hay tipos cuyo estilo contorneado es una versión que forma parte de la familia tipográfica, que ya vienen diseñadas para este uso en concreto y, es sin duda, la mejor elección tipográfica.
8. Alternativas Opentype
Gracias a Opentype, muchas familias tipográficas incorporan funciones avanzadas, en las cuales es posible hallar un amplísimo catálogo de signos diacríticos, glifos especiales e históricos, ligaduras o versalitas. Un completo abanico de posibilidades que pueden marcar la diferencia estética de un texto al ofrecer innumerables posibilidades de alcanzar un resultado más fluido gracias, por ejemplo, a las ligaduras entre letras o la opción de cambiar ciertos glifos por otros más inusuales para causar un efecto sorprendente que el receptor pueda percibir de manera instantánea.
9. Dirección vertical del texto
Todo mensaje que rompa con la horizontalidad natural de un texto crea un punto de atención, consiguiendo que destaque y que aumente su presencia al generar impacto y una doble lectura.
10. Subrayado
En las máquinas de escribir y en los manuscritos, el subrayado sustituía al uso de cursivas. En la actualidad, el subrayado es un recurso habitual para enfatizar. Descontextualizarlo y usarlo de manera estética y más atrevida puede ser un buen recurso para dar contundencia a un mensaje.
Curso de introducción a InDesign
Si quieres poner alguna de estas técnicas en práctica en InDesign, igual es el momento de iniciarte o profundizar más en conceptos de InDesign con el curso de la plataforma Domestika, «Introducción a Adobe InDesign».
Por último, una recomendación de la casa: Manual de Recursos Tipográficos de Chus Martínez, editado por Campgráfic es, a nuestro juicio, una obra enriquecedora por la claridad, cantidad y variedad de ejemplos prácticos y llena de inspiración, por lo que la recomendamos a quienes buscan ir unos pasos más allá en sus exploraciones tipográficas. Y es que las posibilidades gráficas, visuales, estéticas o conceptuales de la tipografía en diseño gráfico parecen no tener límites.
Fotos: Salva Cerdá (Rayitas azules)