Con el ilustre e ilustrado Mr. Windsor empezamos una nueva sección en Rayitas azules. En Biotypos ilustrados, os presentamos (a nuestra particular manera) la biografía de las personalidades tipográficas más relevantes del panorama pasado y actual, eso sí, ilustradas con requetemagnífico gusto por Xero Fernández, que en sí mismo, es un tipo ilustrado, y de qué forma. ¡Adelante!
Windsor nació un día lluvioso en Sheffield en 1905. Con un carácter marcadamente serif desde su origen, su creador, Eleisha Pechey, lo concibió para ser utilizado en cuerpo de texto. No obstante, al propio Windsor le gusta desmarcarse de este hecho, y prefiere considerarse “un tipo versátil» aunque “clásico”.
A su fundición, Stephenson Blake, tradición y solera no le faltan. De orígenes humildes, nació en 1818 con un futuro cuanto menos incierto. Sin embargo, todo cambió con la adquisición, tan solo un año después, de la fundición de William Caslon IV. Pero no sería la única, y con el paso de los años, sus gestores absorberían otras muchas. Hasta tal punto que, hacia mediados de siglo, acabaron heredando casi toda la industria británica de la impresión.
“Soy Serif de pura cepa” (como le gusta definirse), y “más British que el té de las cinco, aunque mi corazón está en Manhattan”. Así reivindica Windsor sus orígenes cuando se le cuestiona por su relación con los Estados Unidos. No obstante, si tiramos de hemeroteca, él mismo la ha reconocido en alguna ocasión: “Sí, es cierto que, entre finales del diecinueve y principios del veinte crucé en numerosas ocasiones el charco, y que se me veía aplicado en multitud de publicidades. Por aquel entonces, llegué a estar muy en boga”.
Sin embargo, si por algo se reconoce a Mr. Windsor, es por ser una de las caras tipográficas más reconocidas del séptimo arte. Y es que Woody Allen comenzó a utilizarla en 1977 en los créditos de Annie Hall y, desde entonces, el affair (tipográfico, claro) ha durado hasta ahora. Fue el tipógrafo Ed Benguiat, que desayunaba en la misma cafetería de Allen, el que le recomendó a Windsor: “No te vas a arrepentir, este tipo funciona muy bien en negativo”.
Me hubiera encantado protagonizar los créditos de las pelis de James Bond, y sacudirme la inmerecida fama de pusilánime y neurótico. Pero, qué le vamos a hacer, uno nace con estos serifs tan lobulares de inspiración art noveau y, claro, te encasillan.Como el propio Windsor reconoce: “Lo mío con Woody fue un flechazo, instantáneo”. No obstante, su versión de cómo llegó a colaborar con el director difiere un tanto de la oficial: “Woody y yo compartimos psicoanalista durante una época. Largas conversaciones en la sala de espera, donde intercambiamos neuras como si de chapitas se tratasen, nos llevaron a intimar y a empezar este idilio profesional”.
Aunque la cara más conocida de Mr. Windsor es su versión Regular, cuenta con una familia bastante amplia (entre ellas light, bold, ultra heavy y condensed) y se ha sometido a varias mejoras en las sucesivas versiones que diversas fundiciones (como la propia Linotype) han comercializado. Como el mismo reconoce: “Ya sabes, en este mundo del faranduleo tipográfico uno tiene que hacerse sus retoquitos puntuales, y pasar por el “taller”, tú ya me entiendes”.
¿Qué espero del futuro? Sueño con tener una vuelta triunfal a los círculos elitistas de la tipografía, como le ha pasado a mi compañera Benguiat con Stranger things y el retorno de nostalgia ochentera. ¿Quién sabe? Aunque hay mucho tipo nuevo por ahí, pocos pueden lucir tan bien a sus 111 añitos ¿no?Hay quién le confunde a veces con Cooper Black, un tipo americano de fama reconocida, sin embargo, a él no parece importarle demasiado: “¿Cooper?, es un buen compañero y, aunque no combinamos muy bien al ser tan similares, respeto su trabajo. Además, yo soy 20 años mayor, así que está claro quién inspiró a quién, ¿no?”. Por cierto, hablando de similitudes (aunque sean puramente nominales), ni se te ocurra confundirle con un tal Windsor Hand, que se lía parda. Y es que, algunos tipos, tienen más ego que otros.
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