Ambigramas. Charla de John Moore. Rayitas Azules

¿Y por qué no ver las cosas del revés?

El viernes pasado (14 de octubre de 2016), la AAD organizó una charla con John Moore, pionero en tipografía y creación de ambigramas en su país natal, Venezuela. El equipo de Rayitas azules estuvimos por allí deambulando y disfrutando de lo lindo con la sabiduría de John. Tanto nos gustó, que hemos decidido traerte una crónica, por si no pudiste pasarte, y te atrae saber algo más sobre este apasionante mundo de dobles lecturas y engaños tipográficos.

Aprovechamos la charla de John Moore como excusa para indagar en qué es eso de los ambigramas. ¡Bienvenidos a la escuela de la imperfección!

Mejor bien acompañado ¡Claro!

Tras la presentaciones pertinentes a cargo de miembros de la directiva de la AAD, Txus Marcano, tipo duro  y profesor de tipografía, se marcó un aperitivo a modo de mini ponencia. Txus destacó cómo la llegada de la imprenta obligó a los calígrafos de la época a reinventarse para seguir siendo relevantes y mantener su estatus social.

Algunos de estos profesionales optaron por imitar lo más fielmente posible la impronta visual de la impresión con tipos y su composición característica. De hecho, en algunas de las imágenes proyectadas, resultaba muy difícil distinguir caracteres impresos de otros dibujados. Otros calígrafos, sin embargo, optaron precisamente por darle valor a la exclusividad artesanal de su trabajo, y desarrollar piezas con mayor valor ornamental. En una palabra, explotar la virtuosidad fuera del alcance técnico de la imprenta.

Salvando las distancias, a nosotros el fenómeno nos recordó bastante al renacimiento actual de la impresión con tipos móviles como alternativa de valor al offset o el digital, más “frío” y menos táctil.

Ambigramas. Charla de John Moore. Rayitas Azules

¿Quién es John Moore?

Y tras la intro, ¡al turrón! Rodolfo Fernández, diseñador gráfico e industrial (ICOGRADA-IDA), se encargó de realizar una magnífica presentación cómplice al ponente estrella. Moore es venezolano (pero, ojito, de abuelo andaluz, apellido irlandés y ascendencia gallega) y allí ha desarrollado gran parte de su dilatada trayectoria (que incluye agencias como Foote Cone & Belding, Leo Burnett y J. Walter Thompson). Desarrolla su labor como tipógrafo a través de la John Moore Type Foundry, y puedes acceder a sus tipos a través de diversas fundiciones como Sudtipos o Latinotype . En 2006 publica Signos de Identidad, donde resume cuatro décadas de trabajo en identidad visual desde el proceso creativo y la producción (para su edición empleó la tipografía Caracas, de factura propia).

No obstante, es su faceta de estudioso de la percepción y la ambigüedad, el principal aliciente de su trabajo. ¡Y es que, ser una eminencia sobre una área concreta sin apenas bibliografía, puntúa doble! Eso es así. Y ya, sin más dilación, vamos a ver qué son eso de los ambigramas, que ya toca, ¿no?

La historia del ambigrama es muy reciente. Se trata de un territorio experimental y poco explorado sobre el que no hay apenas bibliografía. Por eso charlas como la de John puntúan doble 🙂

¿Qué es un ambigrama?

Los ambigramas son esencialmente palabras o expresiones que, al ser “graficadas”, cualquiera que sea la técnica empleada (tipografía digital, dibujadas, caligrafiadas, fotografiadas, etc.) admiten dos o más lecturas diferentes. Normalmente, esta doble lectura consiste en un giro de 180º, o lo que es lo mismo, que sea legible “capicuamente”. Si dilatamos un poco más la definición, también pueden dar lugar a un nuevo texto o proponer un juego visual.

Ambigramas. Charla de John Moore. Rayitas Azules

Mejor con un ejemplo, ¿verdad? Mira estos ambigramas de Tron y Fantasy de Scott Kim (otro de los grandes creadores del género). Si los giras 180º, los lees y visualizas exactamente igual.

Los ambigramas tienen su origen en la la ambigüedad en un sentido amplio y en todo aquello que suscita dudas o es incierto. Desde el símbolo del ying yang, hasta el nudo de Escher, el juego de la percepción subyace bajo la piel de cualquiera de estas creaciones.

Si eres amante de seducir gráficamente con artimañas visuales, ya estás tardando en entrar en el universo ambigrama.

El interés por la percepción y los juegos visuales patente en estas ilustraciones de Rex Whistler (años 40).

¿Por qué reconocemos ambigramas?

Pues básicamente porque el ser humano es muy fácil de engañar. Un buen ambigrama juega con la percepción del espectador y es consecuencia de dar con una buena idea (y la palabra adecuada, of course) y ser un buen conocedor de cómo la mente interpreta o no interpreta determinadas pautas visuales.

La profundidad y la perspectiva, así como los protocolos que nuestro cerebro emplea en reconocer los textos que leemos, son vitales para que reconozcamos muchas de estas piezas con inmediatez. Nuestra memoria es caprichosa y tiene una gran tolerancia al truco. Asimismo, existen numerosos puntos ciegos en nuestra visión que nos ayudan a esconder las trampas.

Los ambigramas tienen mucho de lo que se esconde tras las cortinas. John Moore cita a Magritte: “Todo lo que vemos esconde otra cosa. Siempre queremos ver lo que está escondido detrás de lo que vemos”.

Algunos ejemplos de John Langdon. Un ambicrack de tomo y lomo.

Pioneros “ambigramiles”

Paul Rand ya era un gran defensor de la ambigüedad como estrategia para que el diseño permanezca en la memoria. Al fin y al cabo todos buscamos diseños con punch y memorables, ¿no? Al tratarse de una disciplina muy reciente (el primer ambigrama a modo de firma data de 1893), su historia también lo es. No vamos a enumerar a todos los héroes de John, pero sí algunos (en plan telegrama) que os animamos a “bichear” y que, juntos, conforman la bibliografía y la historia de esta micro disciplina tipográfica.

Doug Hofstadter 

Responsable de acuñar el término “ambigrama” como tal.

John Langdon 

Uno de los grandes del ambigrama. Además, de los pocos que cuentan con libros publicados sobre el tema. ¡Además, en su web hay mucha info “rica rica”!

Scott Kim 

Todo un puzzle master, como reza en su web. Entre sus trabajos, mucho juego y ambigramas en movimiento.

Claude Dieterich 

Calígrafo peruano que también cuenta entre sus trabajos con más de un ambigrama en su haber.

Nikita Prokhorov 

Nikita pertenece a una generación más contemporánea y es uno de los ambigramistas más activos. No sólo lleva realizándolos durante más de una década, sino que también es autor de Ambigrams Revealed , donde recopila trabajos y se extiende sobre el tema a golpe de maqueta, que es lo que nos gusta en Rayitas azules.

Aplicación a packaging de una identidad que, a su vez, es ambigrama. Nikita Prokhorov

Ambigrams revealed. Probablemente la recopilación más ambiciosa que existe sobre estas piezas

Axel Ascay

Otro diseñador contemporáneo que le da al ambigrama a gusto, sobre todo aplicado a marcas.

¡Boceta, divide, refleja! Diseñar ambigramas tiene su enjundia (y su técnica)

Consejos y recursos para crear ambigramas

Y a estas alturas igual piensas: “Pues me ha gustado a mí esto de los ambigramas, mira tú. Voy a intentar currarme alguno ‘to guapo’ para mi novia o que esta técnica sea protagonista en mi próximo proyecto”. ¿Si? Genial, entonces te ha picado el gusanillo “ambigramil”.

Te enumeramos algunos consejitos made in John Moore para que te resulte algo más fácil tan ardua tarea.

Boceta, boceta y, luego, boceta más. En el ensayo y error se encuentra la base del éxito.

Tirar de libreta, como siempre, imprescindible.

Divide la tipo por la mitad y el ADN para fabricar caracteres se hará más evidente. Aviso: suele ser más útil la mitad superior que la inferior.

Si te dedicas al diseño de tipos, ya tienes medio camino hecho. Cuanto más conozcas la anatomía de los distintos caracteres, y lo que los hacen reconocibles (independientemente de su clasificación), más fácil te resultará ocultar unos dentro de otros.

Juega con los huecos, las contraformas y los negativos espaciales. Una “C” consiste en su perfil reconocible de “C” como tal, pero también en su hueco. Lo que no está “relleno” juega un papel fundamental en que nuestro cerebro reconozca esa “C” como tal. ¡Los ojos de las letras son escondrijos ideales para caracteres invitados!

Aunque podemos partir de cualquier tipo (la Garamond da mucho juego, nunca mejor dicho) son sobre todo las tipografías con diseño ornamental medieval las que facilitan más la tarea. De hecho, buceando por la web hay mil ejemplos de construcciones con la Lucida Black Letter o similares como la Notre Dame Roman.

Tipografías como la Lucida Black Letter dan muy buen resultado

Algo obvio, pero que vale la pena mencionar: el idioma del término del que partamos es determinante. Si el espectador no reconoce el idioma, o no conoce esa palabra en concreto, el juego directamente no funcionará. Tampoco si la palabra es muy “rebuscailla” y no pertenece al imaginario popular.

Girar y reflejar, otros de nuestros grandes aliados. Con programas como Illustrator  o similares está “tirao” reflejar glifos y ver qué pasa.

¡Cuidadín que permanece y se releé! El ambigrama debe resistir esa primera impronta, donde lo reconocemos, pero también el análisis posterior. En una segunda y tercera leída no debe desmoronarse el golpe de efecto.

Y por último, mucha paciencia. Como dice John, hay mucho no y poco sí en hacer ambigramas. Así que si no te sale a la primera (segunda o tercera) no desesperes. Vuelta a la casilla de salida o cambia de palabra, que a veces somos muy de obcecarnos.

Para “ambigramar” en condiciones hay que sufrir un poco 🙂

¿Ganas de más? Pues guardamos de postre el vídeoclip, basado en ambigramas, con el que John Moore graficó un tema de Ángel Rada. Pero ojito que viene con anécdota incorporada. ¿Sabíais que al artista lo presentó a los Record Guinness por ser el primer creador de un videoclip producido en exclusiva por ambigramas? ¿Y qué pasó? Pues digamos que entrar en el librito de marras, barato, lo que se dice barato, no es. ¡Para nosotros eres un Guinness de pleno derecho!

Y bueno, aunque sabemos que no hay nada que sustituya haber asistido a la charla de alguien tan generoso en la difusión de sus conocimientos como John Moore (¡nada menos que en plenas vacaciones!), esperamos haber suscitado gusanillo y despertado interés y viceversa, en plan capicúa y de ida y vuelta, vamos, “ambigramáticamente” hablando.