
Campgràfic, la editorial de referencia sobre tipografía en lengua castellana, acaba de sacar a la luz dos nuevas referencias abocadas a convertirse en títulos imprescindibles en la biblioteca de diseñadores, tipógrafos y tipópatas incorregibles. Se trata de Tipografía. Una brevísima introducción, de Paul Luna, y ¿Por qué es buena esta tipografía? Evaluación anatómica y contextual, de Pedro Arilla.
Dos obras dispares, en cierto modo complementarias, pero que, sobre todo, tienen en común una intención eminentemente práctica y didáctica. Virtud más acentuada quizás en la obra de Arilla, puesto que se propone —y consigue— ayudar a los diseñadores y diseñadoras a discernir aquello que se enuncia en el título y que no es tan sencillo como pudiera parecer a simple vista, pues de lo que se trata es de elegir la tipografía adecuada para cada ocasión y, más importante aún, saber por qué se ha elegido.
¿Por qué es buena esta tipografía?

En su primera obra publicada, Arilla parte de la idea de que para diseñar y, sobre todo, elegir una tipografía es necesario poseer unos conocimientos suficientes para ser capaz de «medir su calidad». Para ello, despliega un extenso arsenal de conocimientos teóricos y prácticos que dan forma a un sólido ejercicio de análisis que, gran virtud, no da nada por sentado, comenzando por la muy necesaria tarea de poner orden en la nomenclatura tipográfica, que en castellano, al menos en el que solemos maltratar a este lado del Atlántico, suele dar lugar a ciertas confusiones, y acabando, literalmente, con una deliciosa anécdota personal con el maestro Gerard Unger —«el superhéroe definitivo»—.


La intención desde el inicio es establecer un método, un plan, y que quien salga de estas páginas sienta que el panorama tipográfico ante sus ojos comienza al fin a despejarse. Así, la obra se divide en dos grandes bloques, como se detalla en el subtítulo, dos perspectivas complementarias desde las que abordar la práctica tipográfica. En primer lugar, la evaluación anatómica, el «análisis de las tipografías como objetos de diseño aislados», es decir, diseño tipográfico; el segundo bloque lo denomina Arilla evaluación contextual y en él se trata de averiguar si una tipografía es la adecuada para un determinado contexto. Un saludable espíritu de ameno manual, lejísimos de más mínimo atisbo de vacua erudición, atraviesa toda la obra, que se ve engrandecida por la limpieza del estilo narrativo de Arilla, lector voraz y amante de la buena literatura. ¿Qué más se puede pedir de un libro de tipografía?
Un hecho muy, muy pocas veces observado en el mundo editorial es que el autor del texto y el de la tipografía con que está compuesto sea la misma persona: AT Textual ha sido diseñada por el propio Arilla expresamente para este proyecto.
Y, por supuesto, mención especial merece la magnífica portada, obra de Rubén Chumillas.


Diremos por último, para los pocos que todavía no estén al tanto de ello, que Pedro Arilla es uno de los diseñadores tipográficos españoles más relevantes de la actualidad, portada del número 30 de la revista Gràffica dedicado a la tipografía y autor, desde su fundición digital independiente, Arilla Type, de un amplio catálogo de fuentes retail, además de haber diseñado tipografías para clientes como RTL Group, LaLiga, Fútbol Club Barcelona, Gallina Blanca o Escola de Disseny de València.
Tipografía. Una brevísima introducción

Paul Luna es catedrático emérito del Departamento de Tipografía y Comunicación Gráfica de la Universidad de Reading —donde Arilla cursó su MA Typeface Design— y ha sido responsable de diseño corporativo de la Oxford University Press. Con este bagaje profesional y vital, no es de extrañar que esta brevísima introducción a la tipografía, como humildemente titula su obra, sea el compendio de los saberes adquiridos durante toda una vida entre tipos de letra.

Recorriendo sus páginas, una tiene la grata impresión de estar asistiendo a la clase magistral de un sabio que no alardea de cuánto sabe, sino que generosa y relajadamente trasmite sus conocimientos convencido de la bondad intrínseca de la materia que maneja. La misma sensación, el mismo placer de aprender, que al leer a otros grandes maestros de la tipografía como Gerard Unger o Robert Bringhurst.

Luna se embarca en una travesía a través de la historia, la teoría y la práctica de la tipografía, pero con un original punto de partida: ya no es necesario escribir sólo para iniciados, puesto que la revolución tecnológica nos ha puesto en las manos ubicuos dispositivos digitales cuya materia prima es la tipografía. ¿Quién, por ejemplo, no se ha parado alguna vez a elegir el tipo de letra que considera más afín su manera de ser para personalizar sus correos electrónicos? Todo el mundo maneja tipografía, aunque la mayoría no sea realmente muy consciente de ello.

Quizá sería aventurado afirmar que este libro es para todo el mundo, pero sí que tiene la clara vocación de ampliar la audiencia y quién tenga curiosidad por acercarse a esta fascinante disciplina, tal vez podría empezar por aquí. Y por supuesto, si ya eres de los convencidos y hace tiempo que sentiste la llamada de las letras, lo vas a disfrutar.



