Sabrina López en el curso con Giovanni De Faccio en Buenos Aires, Argentina

La tipografía es un universo paradójico. Construir una letra, darle forma, aunar concepto, estética y funcionalidad, es una labor que, a pesar de estar completamente digitalizada en la actualidad, conserva en su esencia el aroma de la artesanía. La revolución digital vino a remarcar todavía más la naturaleza manual de una actividad, hacer letras, cuya importancia comienza poco a poco a ser debidamente valorada a nivel general. Y en este largo camino, la aportación de las mujeres en la historia de la tipografía no deja de aumentar.

Por ello, continuamos con la serie de artículo que en Rayitas Azules estamos dedicando al panorama tipográfico femenino en América Latina, cuyas dos primeras entregas estuvieron dedicadas a Nubikini y Fer Cozzi.

En esta nueva ocasión, nos hemos acercado a Buenos Aires para conversar sobre tipografía, caligrafía y lettering con Sabrina López, fundadora en 2009 de Typesenses, fundición digital donde expone y comercializa su trabajo.

Pasión ancestral

«Hay cosas que se llevan en el alma y en la sangre y para mí las letras son una de ellas. Como dijo Steve Jobs, podemos conectar los puntos mirando en retrospectiva. Parada acá, a quince años de haber comenzado a moldear mi profesión, entiendo muchas cosas que me ubicaron en el lugar en el que estoy. Las letras fueron parte de mí desde siempre, pero se fueron revelando en distintos momentos de mi vida, hasta que llegaron a ser una parte fundamental de ella.» Qué hermosa paradoja —al igual que sucede con el equilibrio entre lo digital y lo artesanal— que una disciplina tan rigurosa, tan, en cierto modo, científica como la tipografía, sea capaz de soliviantar las pasiones de este modo. Alcanzar la belleza a través de un proceso metódico que busca ante todo la funcionalidad. Por eso creo que la tipografía, el lettering y la caligrafía, cada una a su manera particular, seducen cada día a más personas que encuentran en ellas su horizonte profesional, además de una pasión intelectual.

Sabrina López en Diatipo 2018. San Pablo, Brasil.

«En la sangre: Mi tío abuelo Silvano Marangone, que en paz descanse, era tipógrafo. Componía las páginas en la época en que la tipografía era de metal. Migró desde acá en la Argentina a Estados Unidos y trabajó en el oficio hasta que logró tener su propia imprenta. Todo esto lo supe una vez que comencé a trabajar en tipografía y me generó mucha satisfacción que en mi familia hubiera un antecedente tipográfico. Y en el alma (y en el cuerpo también): ¿por qué habré nacido zurda? En mi aprendizaje de la escritura esto fue una dificultad desde pequeña. Y creo que, por eso, fue también una razón para detenerme en esa escritura, ser más cuidadosa, tomar consciencia de cada forma, practicar un poco más que el resto y desafiarme.»

«Este es un espacio de mujeres en la tipografía y estoy muy interesada en que mi trabajo se valore por lo que es, para bien o para mal, con sus cosas buenas y malas, pero no que tenga más o menos valor o un valor distinto porque fue hecho por una mujer.»

El líquido amniótico de la letras

«Soy diseñadora gráfica graduada en mi querida Universidad de Buenos Aires en 2011. Allí tuve mi primer contacto formal con la Tipografía. Digo formal porque en realidad todos tenemos contacto con ella desde que aprendemos a leer y antes aún, desde que existimos. Pero cuando tenemos la posibilidad de estudiar su anatomía, su historia y su funcionamiento, dejamos de naturalizar su existencia y entendemos que el asunto va más allá de las letras que componen palabras y oraciones. Hoy te puedo decir que no ejercí mi título como diseñadora gráfica, excepto por haber utilizado esos conocimientos para mi propio proyecto —mi fundidora— y para abrirme puertas en mi especialización: el diseño de tipografía.» Las letras nos rodean, desde la mañana a la noche. Durante años se ha dado vueltas al concepto de su invisibilidad, como una aproximación intelectual a su existencia y utilidad. Hoy en día, existen innumerable tipografías llamativas, estridentes incluso, que se regodean con orgullo en su exuberancia formal. De esto sabe mucho el lettering, el dibujo minucioso de la letra, su irresistible belleza. Sea como sea, sin la existencia de las letras, la civilización no sería posible

Fantasy Gallery

Proyectos a medida caligráficos

Caligrafía, lettering, tipografía y viceversa

«En mis inicios, me acerqué a la tipografía estudiando caligrafía. Es la mejor forma que encontré entonces de entenderla. Asistí a todos los talleres que pude en la última década, con distintos docentes y en distintas ciudades, pero mayormente aquí en Buenos Aires. Mis grandes maestras son Eugenia Roballos y Betina Naab y en su estudio Roballos-Naab pasé muchas horas entre plumas, tintas, lápices y pinceles, comida, anécdotas y risas. Es un lugar muy cálido en el que se respira caligrafía y sencillez.» El don de Sabrina para las letras se nutre con trabajo incansable y un respeto profundo por los material físicos y sobre todo conceptuales con los que trabaja. En el caso de la tipografía, la tradición no es un peso muerto, todo lo contrario; para quien sepa acercarse a ella con ganas de aprender es una luz que marca el camino que cada cual elija seguir. «La tipografía para grandes tamaños tiene mucho de mí. Allí puedo volcar mi carácter y mi personalidad. Me cuesta dejarla por un momento para hacer tipografía para texto que debiera pasar más desapercibida, que es más silenciosa, en la que las decisiones de diseño son mucho más sutiles. Además, por otro lado, pero muy relacionado con esto, me gusta mucho la investigación histórica, me parece fascinante, y siempre que puedo me involucro en ella con la finalidad de aplicarlo a algún proyecto tipográfico. La considero una parte muy importante del proceso, como punto de partida e inspiración. De hecho es algo bastante característico de mi trabajo: traer formas de otros tiempos y transformarlas a través de mi visión contemporánea. La historia de la escritura es hermosa e inmensa, y allí se pueden encontrar muchas cosas. Es una excelente fuente para alimentarse e inspirarse

«Un trazo caligráfico se produce a una cierta velocidad para generar una determinada impronta. Alterando esa velocidad, se altera el resultado. No da igual.»

Valentía y vocación

«Cuando decidí estudiar mi carrera universitaria no pensé que iba a terminar en una profesión relacionada con la tipografía como la que ejerzo hoy, ni siquiera sabía que eso existía. Nunca lo decidí, nunca dije “voy a hacer esto para trabajar de diseñadora de tipografías”. Todo se fue construyendo en el camino. Nos fuimos eligiendo mutuamente. Siempre me encontré en constante capacitación, produciendo, vendiendo y volviendo a empezar. Creo que es un ciclo: si la gente elige mis letras y las compra, yo puedo seguir haciéndolas; sino, no. Una gran parte de que hoy estemos manteniendo esta conversación se lo debo a quienes les gustó mi trabajo e invirtieron su dinero en él.»

Familia Tipográfica Blend

Familia Tipográfica Blend

Familia Tipográfica Blend

«Publiqué tipografías que surgieron de mis trazos manuales, que fueron para mí, durante su proceso de realización, un proceso de aprendizaje. Y tuve la fortuna realmente, y esto también lo tengo que agradecer, de que al público siempre le gustó mi trabajo. Lo eligió, lo compró y lo consumió. Y de este modo podía financiar mi siguiente proyecto y mis estudios también, a la vez de que mis letras circulaban por el mercado internacional y con ellas, mi nombre. Aunque con mucho esfuerzo me estoy amigando con las redes sociales digitales recién este año, el hecho de que mis fuentes se vendan en la web hizo que la gente de distintos lugares me conozca y me contacte. Y sin buscarlo, ni esperarlo, ni siquiera imaginarlo, los correos electrónicos llegaban. Y con ellos las propuestas de hablar, de enseñar y de compartir, de vincularse con otras culturas. Con el temor de hacer algo que no había hecho antes y que nadie me decía cómo se hacía, siempre dije sí. Sí quiero. Sí puedo. Sí voy a intentarlo.»

El trabajo en una fundidora unipersonal

«No sólo diseño las letras. Al correr un estudio unipersonal, me encargo de TODO y estoy involucrada hasta en las cuestiones que por conveniencia lógicamente delego. Llevo mi propia administración, redacto mis licencias, analizo los contratos, respondo a mis clientes, les doy soporte de posventa, hago mis acciones de marketing… Una fundidora es un negocio y llevarlo adelante implica mucho más que diseñar. Entonces por momentos me he visto estudiando para perfeccionar mi inglés y poder comunicarme mejor con mis distribuidores y mi audiencia, asistiendo a talleres de finanzas y de marketing, aprendiendo cuestiones legales.»

«En lo que a la tipografía respecta, hoy tengo más preguntas que respuestas.»

Lecciones básicas de economía para diseñadores

«Repito, más allá de que disfruto diseñando y amo mi trabajo, es un trabajo, y como tal debe ser rentable para poder continuar. Por lo tanto, debo hacer el mayor esfuerzo posible por dirigir bien mi pequeño negocio, pues para que me pueda seguir dando tantas satisfacciones y alimentando mis pasiones por las letras, debe seguir funcionando como un negocio. Nadie me enseñó cómo hacerlo, yo estudié diseño, lo aprendí sobre la marcha y hoy tengo muy claro que, más allá de mi disfrute, debe funcionar como un negocio.»

Tipografía Chonky

Tipografía Chonky

Tipografía Chonky

Hacia dónde va la tipografía

«Me encuentro preguntándome a mí misma hacia dónde irá la tipografía con la gran oferta que hay hoy en día y cómo será en el futuro la mejor forma de licenciarlas, tanto para que sea accesible para la mayor cantidad de usuarios y rentable para quienes las producen. Es algo que me preocupa, no en el sentido dramático, sino en que ocupa un lugar en mi cabeza y que hasta ahora es un cuestionamiento que no me respondo. Es así que puedo decirte que en lo que a la tipografía respecta hoy tengo más preguntas que respuestas

Tipografía Dress

Tipografía Dress

Tipografía Dress

Caligrafía y lentitud

«En cuanto a la caligrafía estoy tranquila, ya hace varios años que encontró su lugar y ha sido valorizada aún más en medio de la revolución tecnológica. Es, como dice Marina Soria, gran calígrafa argentina, uno de los gestos más humanos. Entonces, en este contexto, prevalece, se destaca y gana valor como gesto único y personal. Adicionalmente, existe un gran trabajo docente para transmitir la disciplina en todo el mundo. La caligrafía le sigue enseñando formas y estructuras a la tipografía como lo ha hecho desde 1500 y hoy, además, es para muchos un pasatiempo, un momento de distensión y de desconexión de la pantalla. Personalmente, sigo encontrando placer en trabajar con las manos y creo que es algo que nos devuelve una noción más sensata del tiempo y hasta puede ser un ejercicio para ser más pacientes. Quiero decir que estamos acostumbrados a resolver varias cosas con un click, a la respuesta inmediata, a la acción inmediata. Tanto, que a veces perdemos la noción del tiempo que toman ciertos procesos, más aún en el plano físico, no virtual. En la naturaleza en sí misma, de la que somos parte. Un trazo caligráfico se produce a una cierta velocidad para generar una determinada impronta. Alterando esa velocidad, se altera el resultado. No da igual. La tinta se prepara, su consistencia también altera el resultado. Tiene un tiempo de secado y las condiciones del ambiente también lo determinan. Tiene un tiempo de producción que en parte depende del escriba y en parte de la técnica. Aunque intente minimizarse, tiene su tiempo. Un tiempo real. La caligrafía nos conecta con el medio físico y con la noción de tiempo.»

«Para hacer buen lettering, hay que instruirse en caligrafía y en técnicas de rotulación, que también se basan en ductus caligráficos.»

Desnudando el lettering

«En cuanto al lettering, tengo una opinión muy personal al respecto. Al menos es lo que yo observo en mi territorio acá en la Argentina, ustedes verán qué pasa a su alrededor. Es un término que por aquí se puso muy de moda, todos hablan de lettering, todos quieren lettering y todos quieren aprender a hacer lettering. Pareciera que es la tendencia para hacer letras. Yo les digo, cuidado, el lettering no es más que un dibujo de letras, de una palabra o frase en sí. Para dibujar bien esas letras, hay que instruirse en caligrafía y en técnicas de rotulación, que también se basan en ductus caligráficos. Luego pueden combinarlas, hacer su versión personal y aplicar conocimientos de composición. El lettering puede ser manual o digital, lo pueden hacer en lápiz o con la técnica que prefieran, pero es la caligrafía la que subyace detrás de cada letra. Conózcanla y sepan algo de su historia. Eso le va a dar una mejor calidad y un sentido a su trabajo.»

Tipografía Limón

Tipografía Limón

Tipografía Limón

Construir el futuro

Toda esta pasión, firmemente cogida de la mano del sentido común, dan lugar a unas letras luminosas, alegres, optimistas, honestas y muy bien construidas. Observando sus trabajos, aflora una sensación de fluidez y de naturalidad que quizá sea uno de los principales motivos por los que el trabajo de Sabrina López llega a tantas personas de tantos lugares distintos. «Mi objetivo hoy es seguir produciendo letras que me gusten y que me interesen, seguir aprendiendo y poder difundirlas cada vez más, que lleguen a más personas y que las usen. Un propósito personal es entender más a mi audiencia y ampliarla. Que la gente conozca mi trabajo y lo elija y, si es posible, me pidan participar de proyectos a medida, customizados, eso me encantaría. Algo que no hice aún. Y quiero seguir explorando. Embarcarme en cosas nuevas que impliquen investigar. Tengo muchas ganas de hacer una familia tipográfica que funcione muy bien en soportes digitales, algo más duro, digamos, de lo que vengo haciendo, pero que conserve un poco de mi esencia humanística, manual, artesanal… ¿Difícil?, quizá, pero no imposible. De esas fusiones surgen las cosas más interesantes. Espero lograrlo.»

Tipografía Parfumerie

Tipografía Parfumerie

Tipografía Parfumerie

Construir el presente

«Vengo de una familia humilde y trabajadora, que me dio una excelente educación y siempre me dijo que YO PUEDO. No tengo más que agradecer lo que me tocó en suerte. Pienso que siempre se puede estar en un lugar más privilegiado, y menos también, lo importante es saber compararse solamente con uno mismo para superarse y crecer. Nunca me sentí con menos posibilidades por ser mujer o por vivir en una sociedad subdesarrollada, ni siquiera lo pensé. Lo di por sentado, que ese era mi punto de partida, que no podía cambiarlo pero podía trazar una curva ascendente desde allí. Con esto no estoy negando las dificultades que existen y existieron, simplemente no les estoy dando un lugar de relevancia. Menciono esto porque es este un espacio de mujeres en la tipografía y estoy muy interesada en que mi trabajo se valore por lo que es, para bien o para mal, con sus cosas buenas y malas, pero no que tenga más o menos valor o un valor distinto porque fue hecho por una mujer. Puede sonar idílico, y lo es, pero sueño con un mundo en que no nos detengamos a pensar si es hombre, si es mujer, si es latino, europeo, africano… un mundo en que valoremos a las personas y lo que hacen por la persona y el trabajo en sí, sin importar el género, la elección sexual, la cultura o la procedencia. Y no quiero que seamos todos iguales, quiero que seamos todos muy distintos y que nos respetemos así. No quiero a nadie parecido a mí, quiero aprender de todas las diferencias que podamos tener. Me parece que ser diferentes es una cualidad hermosa y divertida, que nos enriquece cuando nos conectamos con esa diferencia, que nos enseña que hay un otro distinto, en otro camino, que hay mucho más allá afuera, afuera de nosotros mismos, y que es alucinante.»

Tipografía Wishes