En esta séptima entrega de la serie que estamos dedicando en Rayitas Azules a las mujeres latinoamericanas en tipografía no necesitamos salir de Europa para encontrarnos con nuestra protagonista, al menos desde un punto de vista geográfico. Porque no me cabe duda de que América Latina, además de un espacio físico, también lo es conceptual y emocional, un modo particular y poliédrico de entender el mundo. 

Carolina Giovagnoli, argentina de Rosario residente en Berlín, conoce y siente la tipografía en profundidad. Su relación con las formas de las letras abarca el diseño tipográfico, la docencia, la investigación, la divulgación y la producción. 

Tener la suerte de charlar con ella es adentrarse en un universo de creatividad total, donde su torrencial vitalidad y su inteligencia van gestando sugestivas paradojas y fogonazos de ingenio. Sabe que la vida son cambios, que la quietud es solo para las estatuas y que la búsqueda es el estado natural de los oficios creativos. «A veces me siento frustrada y apocalíptica y me dan ganas de darle on a mi plan b, ir a vivir al medio del bosque y hacer dulce. Luego se me pasa, porque empiezo a pensar en diseñar la etiqueta de los frascos de dulce y me doy cuenta que hacer letras está de alguna manera en mi esencia.»

Raíces

Hay un hilo conductor que conecta de un modo muy sutil la trayectoria de todos las mujeres creativas que han pasado y pasarán por esta serie: la fascinación y curiosidad por las letras que viene desde la niñez. «Soy diseñadora de tipografía. A veces creo que toda mi vida me trajo hasta este momento. Mi maestra de primer grado tenía una letra bellísima y un sentido del ritmo caligráfico impresionante. Durante la secundaria yo era la encargada de hacer cuanto cartel hubiera que hacer. Soy de la generación que tuvo taquigrafía y era una materia que me fascinaba, el sistema, la codificación, la escritura, me parecía maravilloso.»

Una fascinación y una curiosidad que con el tiempo la impulsa a sistematizar sus conocimientos. «Estudié diseño en el Instituto Superior de Diseño Gráfico de Rosario. En 2000 me mudé a Buenos Aires y allí empecé a trabajar en el área del diseño editorial, diseñando libros escolares, luego hice algunas incursiones por el diseño de packaging y etiquetas de vino, branding, pop.»

Estudiar con Rubén Fontana

Aprender el oficio en todas sus vertientes. Curtirse diseñando de todo hasta que el camino propio se va abriendo poco a poco. «En 2009 cursé la especialización en diseño de tipografía. Jaime, mi compañero de vida, me avisó de que Rubén Fontana estaba organizando ese «curso» (Carrera de Especialización en Diseño de Tipografía de la Universidad de Buenos Aires). Fui a la charla informativa y sin mirar ni la carga horaria ni el programa envié mi carpeta y me inscribí. Me siento afortunada de haberme formado con Rubén, soy su alumna al día de hoy, pues sigo aprendiendo y digiriendo charlas o clases suyas:

– Aprendé a mirar.

– Formá tu criterio.

– Repasá cada tanto lo que pensás porque seguramente sea necesario reformular algo.

– Esto es un oficio, se aprende haciendo, hacé.»

Huerta Tipográfica

Fundadora en 2009 de la extraordinaria Huerta Tipográfica junto a los diseñadores Sol Matas, Andrés Torresi y Juan Pablo del Peral, fundidora tipográfica colaborativa argentina donde poder desarrollar todo ese afán experimentador e investigador, además de servir de plataforma comercial para sus tipografías.

Fue cursando la especialización en tipografía cuando «conocí a Andrés, que era rosarino, a Juan y a Sol, que era vecina de Caballito, el barrio donde vivía en Buenos Aires, y fundamos Huerta».

Ser diseñadora

La mirada juega un papel capital en el oficio de diseñar. En el modo de mirar de cada uno comienza el oficio. Pero la lucha contra la fealdad que es la vida del diseñador, como decía el maestro Massimo Vignelli, debe tener unos límites razonables que nos libren de la obsesión. «Soy diseñadora, miro las cosas como diseñadora, pero no me obsesiona diseñar todo lo que me rodea. En mi casa las cosas no están diseñadas, no tengo cartelitos con letras bonitas. Tengo unos cuadros de mi hermana, que es artista plástica, y luego pego con cinta adhesiva dibujos de mis hijos.»

Libros, libros, libros

«Soy diseñadora editorial. Amo los libros. Cuando nos mudamos a Berlín, transportamos dos valijas con libros. El primer mueble que tuvimos fue una biblioteca. En cinco años, los libros en casa se cuadruplicaron. No son todos para leer, algunos libros son solamente hermosos, están en idiomas que no entiendo. Empecé a coleccionar libros de ABC (de esos que usan niñas y niños para aprender sus primeras letras) como consecuencia de la investigación para una tipografía. Tengo unos libros de biología con unas ilustraciones que me encantan, o libros de cuentos muy viejos con una diagramación que no ayuda a la lectura, pero cada cuento está ilustrado hermosamente. En fin amo los libros, el objeto libro en su forma más amplia.»

Tipografía Robots

El oficio

La voz de Carolina nos va llevando de un lado a otro, conformando la figura poliédrica de una personalidad inquieta, profunda, que ama lo que hace y es perfectamente consciente del modo de hacerlo. «Hace poco, Patricio Gatti dijo que su maestro le había dicho que para aprender un oficio debía estar cinco horas por día, cinco días por semana, durante cinco años. Yo voy por los diez años y ¡aún me falta!»

Y con los pies firmemente asentados en la tierra para que la cabeza puede viajar por encima de las nubes. «Quienes trabajamos en un oficio debemos aprender a utilizar las herramientas, la técnica, los materiales, por lo tanto debo aprender a usar las herramientas actuales para hacer lo que me gusta.»

Una maestra de diez años años

«Hace un año, aquí en Berlín, empecé a frecuentar un taller libre de imprenta. Lota, la encargada, es artista plástica, amante del grabado. Conocerla y conocer ese espacio es un respiro. Es un lugar donde desarrollo proyectos sin ningún fin. En el horario en el que voy, somos cinco niños, la docente y yo. No hay presión por hacer. Una de mis compañeras del taller, Mila, de 10 años, tiene un ojo terrible y me corrige o me pide opinión. Es un espacio increíble donde el hacer fluye sin más motivación que dar vuelta a la manija de la prensa y ver qué pasa.»

Aprender y enseñar

No deja de sorprenderme la relación tan estrecha entre el oficio de diseñar y la docencia. Diseñadoras y diseñadores, una vez alcanzado un cierto nivel de conocimientos, se lanzan a compartir con otros lo aprendido. Quizá sea este un tema digno de un estudio en profundidad. Carolina, por supuesto, guiada por su insaciable curiosidad, sabe que enseñar es otra manera de aprender. «Estudiante-docente-estudiante, ese es mi estado constante. Para ser docente hay que ser estudiante, hay que querer aprender. Este año, al no poder viajar a Argentina, me perdí el paseo obligado por el taller de tipografía de la FADU (Facultad de Arquitectura, Diseño
y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires).

»Aquí en Berlín soy docente informal, voluntaria, en espacios alternativos o colectivos donde el intercambio es más frontal. La situación docente-alumno es una actitud cotidiana de intercambio. Me enseñan alemán y les enseño caligrafía. Me enseñan a pintar grafitis y les enseño algo de proporciones. Me enseñan la lógica de la eszett («ß», letra específica de la lengua alemana) y les enseño cómo construir una eñe. Y así seguimos girando.»

Experimentar e investigar

Al acercarse a su trabajo y tras conocerla a ella, una no puede evitar la impresión —más que impresión, certeza— de que su visión del diseño de letras abarca hasta el más mínimo recoveco, por eso se adentra en sendas tan sugestivas y experimentales como Weg, fuente tipográfica donde la legibilidad queda supeditada al estudio de la estructura y la construcción.

«Hace dos años me propuse ordenar mis cuadernos de notas y darles forma de algo útil. Desde que soy diseñadora de tipografía, el tema de los idiomas originarios de América Latina, en particular el guaraní, su representación, su construcción y legitimación como idiomas con alfabetos tipográficos me motiva inmensamente. Quiero producir material en español.»

En relación con su interés por la lengua guaraní, y a través de otra vertiente del oficio muy relacionada con la docencia como es la divulgación, es reseñable su participación en el libro colectivo Visiones sobre el rol social del Diseño con un texto que reflexiona sobre el estado de las lenguas ancestrales en el actual contexto digital de los medios de comunicación masivos y la precariedad tipográfica existente en numerosos lugares del mundo donde todavía se hablan estas lenguas.

Tipografía Weg

Tipografía Weg

Tipografía Weg

Tecnología digital

«En estos tiempos tan tecnológicos me resulta difícil adaptarme. Mi historia es muy de otra época. La primera vez que agarré una computadora para trabajar ya tenía 20 años. Mi primer handy lo tuve en Berlín, o sea hace cinco años. No me atrae el mundo digital, me resulta tedioso, pero hay algo que me parece atractivo. Es más bien la parte de pensarlo, entender las nuevas herramientas para poder proyectar su potencialidad. Eso me resulta interesantísimo y al mismo tiempo, por ese motivo, me resulta tan importante trabajar en equipo, porque me doy cuenta de que hay áreas que me superan en la instancia de materialización por tal motivo. Formar grupos de trabajo es esencial.»

Volver a ser diseñadora gráfica

«Estoy en el proceso de sketching de un proyecto tipográfico. En dos semanas diseñe un peso black con una identidad que me encanta. Ahora tengo que proyectar el espacio de diseño y ver cómo lo potencio. Por otro lado, estoy en etapa de producción con Laura HT. Me pesa un poco esta etapa, pero por otro lado me gusta porque es un momento en el que vuelvo a ser diseñadora gráfica, pues uno de mis objetivos es simplificar la tarea del diseñador desde la tipografía.»

Proyectos en paralelo

Además de esto y de lo dicho un poco más arriba acerca de la investigación sobre la lengua guaraní, Carolina es capaz de llevar adelante con solvencia los más diversos proyectos. Son tantos que casi habría que hacer una lista enumerada. «Me inscribí en el programa de mentores de Alphabettes y un colega y docente está tutorizando mi trabajo. Me gusta investigar pero soy muy desordenada, y me cuesta recortar y focalizar. Esta ayuda fue esencial para poder avanzar.

»Además, estoy desarrollando una herramienta para generar especímenes y, por otro parte, estoy estudiando las diferentes formas de comercialización actual buscando la vuelta que me permita vivir de las tipografías. Además de esto, estoy intentando armar un grupo de caligrafía con niños para ayudarlos con el dibujo de las letras. Y finalmente, estoy trabajando en una tipografía con la que quiero explorar las fronteras de la legibilidad. Esta tipografia tiene como nombre provisorio ABC der Scheren, porque aun no sé como se llamará realmente. «Schere» en alemán significa tijera, por lo tanto sería algo así como «ABC de las tijeras». Con ella quiero investigar cuánto del contexto de la palabra ayuda a la lectura del signo, hasta dónde podemos exigir el contrato de lectura y cuánto podemos exigirle al lector que estire sus mecanismos lectores.»

El poder de las letras

«No me considero calígrafa, pero sí alguien que estudia cómo se dibujan las letras, el ductus, el trazo y en los últimos años me di cuenta de la importancia de compartir este saber con quienes están atravesando el proceso de adquisición de una escritura, ya sean niños o adultos.

»No voy a salvar a nadie con una tipografía, pero si una persona puede escribir un mail o si un diseñador puede diseñar un afiche en su idioma sin tener que apelar a ningún reemplazo siento que he salvado el día.»

El mundo según Carolina Giovagnoli

«Esto es una observación personal, de Carolina, rosarina, que se mudó a Buenos Aires, que se casó y tuvo dos niños, que se mudó a Europa, sensibilizada por la adaptación a otra cultura y por el esfuerzo de apropiarse de la ciudad de Berlín como su nuevo hogar: el mundo está loco y es inmenso.

»Perdón por el desorden, pero mi cabeza es un poco así. Conecta todo.» Pues no cambies nunca, Carolina, nos encanta tal y como eres.