¡Qué nos gusta contaros cositas de InDesign! Y si es para traeros trucos, de esos que os hacen la tarea diaria más fácil, y os permiten currar más rápido, doblemente felices. Los estilos en general, y los de párrafo y carácter en particular, constituyen, junto con las páginas maestras, uno de los pilares fundamentales de InDesign de cara a trabajar de forma rápida, consistente y sistemática.

Y, aunque estamos seguros de que tod@s los empleáis a full y no podéis vivir sin ellos, no está de más que, antes de entrar en tips y buenos usos, os contemos brevemente en qué consisten y qué diferencia hay entre los estilos de párrafo y los de carácter (además de la obvia, claro).

¿Qué son los estilos de párrafo y de carácter?

Esencialmente, los estilos de cualquier tipo en InDesign, son un conjunto de atributos, que podemos aplicar en un sólo clic, y que nos ahorran el farragoso proceso de tener que aplicarlos uno por uno. Aunque, además de los estilos de párrafo y de carácter existen otros como los de objeto, hoy nos fijaremos en los primeros. Os ponemos un ejemplo rápido y clarinético de lo importantes que son.

Estilos de párrafo, carácter y objeto, los más usados en el flujo de diseño editorial.

Imaginad que estáis decidiendo el formato que van a tener los ladillos en un determinado artículo. Elegís la tipografía, el cuerpo, si vais a dejar espacio antes, después o ambos, y un largo etcétera de posibilidades. Pues bien, podéis crear un estilo que recoja todos estos atributos y que se aplique a párrafos completos con un sólo clic.

¿Por qué son imprescindibles?

Aunque las razones son bastante obvias, no está de más que les echemos un vistazo.

  • Vamos más rápido. Al evitarnos tener que llevar a cabo tareas repetitivas, aceleramos mucho el proceso de maquetación y diseño. Además, si modificamos atributos de un estilo (por ejemplo, con medio libro maquetado decidimos que en lugar de 9 puntos le vamos a dar al cuerpo de texto 10 puntos), se actualiza todo texto al que hayamos asignado dicho estilo. Imaginad tener que hacerlo a mano,.«Pa» cortarse las venas por las ingles.
  • Evitamos errores humanos, y que se nos puedan despistar algunos atributos. InDesign no se equivoca 😉
  • Automatización. Grandes funcionalidades de automatización de InDesign, como puedan ser las tablas de contenido, o la creación de marcadores para PDF, dependen de que hagamos un buen uso de los estilos.

Estilos de párrafo VS Estilos de carácter

Los estilos de párrafo y de carácter se encuentran en paneles distintos, que siempre utilizaremos conjuntamente.

  • Un estilo de párrafo incluye atributos de formato, tanto de párrafo (alineación, sangría) como de carácter (tipografía, cuerpo, tracking, etc.). Se aplican mínimo a un párrafo completo, es decir, no podemos aplicar un estilo de párrafo a una sola letra o carácter. Para aplicarlos no necesitamos seleccionar todo un párrafo, sino que basta con tener el cursor activo dentro del párrafo en cuestión.
  • Un estilo de carácter es un conjunto de atributos, sólo de carácter, que se aplican a un conjunto de caracteres previamente seleccionados.

La diferencia entre ambos tipos, no radica tanto en que unos sean de párrafo y otros de carácter (ya que los de párrafo incluyen también atributos de carácter), sino en que los estilos de carácter «particularizan» a los de párrafo. Para entenderlo mejor, os pondremos un ejemplo meridiano.

Al crear un estilo de párrafo para nuestro cuerpo de texto, dicho estilo no puede estar al mismo tiempo en redonda y, además, en otros estilos como cursiva o negrita. Si queremos trabajar profesionalmente en InDesign, no seleccionaremos una palabra y la pondremos en cursiva a través del panel de control, sino que lo haremos a través de un estilo de carácter, que sólo pondrá el texto seleccionado en negrita, manteniendo intactos el resto de atributos, y sin generar modificaciones locales (ahora veremos qué son).

Así, típicos ejemplos de estilos de carácter son: cursiva, negrita, subrayado, versalitas, todo mayúsculas, colores, etc., mientras que ejemplos de estilos de párrafo serían «Cuerpo general», «Ladillo», «Titular», «Pie de foto», etc.

Trucos y buenas costumbres a la hora de trabajar con estilos de párrafo y carácter

El original manda

Cada publicación es un mundo. Mientras que unas necesitarán muchos estilos de párrafo para hacer frente a su contenido, otras apenas exigirán unos pocos. Imaginad un periódico lleno de distintos tamaños de titulares, destacados, entradillas, etc., frente a una novela de texto corrido, con el cuerpo principal, los títulos de los capítulos, y poco más.

Es importante echarle un buen vistazo al texto original facilitado por el cliente. No se trata de leerlo por completo (que tampoco pasa nada, jeje), pero sí de echar un buen vistazo «pajaril» por encima y comprobar si, además de las habituales negritas y cursivas, se ha aplicado algún atributo menos frecuente que debamos tener en cuenta en la traslación de ese original a nuestro documento de InDesign.

«Un estilo de párrafo incluye atributos de formato, tanto de párrafo (alineación, sangría) como de carácter (tipografía, cuerpo, tracking, etc.). Se aplican mínimo a un párrafo completo, es decir, no podemos aplicar un estilo de párrafo a una sola letra o carácter».

Por un poner, imaginemos que en un original en Microsoft Word se han utilizado las versalitas para destacar algunas palabras en particular. Sin entrar en si en nuestro libro final las debemos mantener (ortotipográficamente hablando), lo que sí está «clarinético» es que el autor sí quería marcarlas de forma especial, y por tanto, deberemos aplicarles un estilo de carácter adecuado.

Prueba, aprueba, y luego «estila»

La forma más óptima de realizar un estilo es darle primero formato a un fragmento de texto y así tomar decisiones en torno a cuestiones como la tipografía, cuerpo de letra, alineación, justificación, etc. Por supuesto, deberemos realizar todas las pruebas de legibilidad que consideremos.

Una vez estamos satisfechos con el resultado, basta con poner el cursor en cualquier parte del texto y crear el estilo de párrafo nuevo a través de la paleta (bien a través del icono o de la lista desplegable). El estilo adoptará los atributos del texto de forma automática.

Lo mejor es testar qué configuración queremos para nuestro estilo, antes de crearlo.

El estilo de párrafo nuevo que estamos creando, toma por defecto los atributos del texto donde se ubica el cursor. Así nos ahorramos tener que configurarlos uno por uno.

Estilos basados en otros estilos

Probablemente éste es el consejo más importante y uno que, por nuestra experiencia, pocos diseñadores emplean. En el cuadro de diálogo de creación de estilos, contamos con la opción «Basado en», que nos da acceso a una lista desplegable con todos los estilos que hayamos creado hasta el momento para ese documento en particular.

Mientras que en una publicación hay estilos que difieren completamente unos de otros, como el del texto general de un documento y un titular, otros son variaciones de un mismo estilo. Un ejemplo rápido y «clarinético» como nos gusta. Como sabéis, y si no ya estamos nosotros para contarlo, el primer párrafo después de un título no lleva sangría de primera línea, aunque el resto sí lleven este atributo. Pues bien, si hacemos un estilo «Texto general» y otro «Texto general sin sangría» (o el nombre que queramos asignarle, claro), y más adelante decidimos que queremos cambiar el cuerpo de la tipo, tendremos que modificar ambos estilos.

Elegimos en la paleta desplegable qué estilo queremos que sea «padre» del que estamos creando.

Sin embargo, si creamos el de «Texto general sin sangría» basado en el de  «Texto general», al cambiar este último, cambiará automáticamente también el primero. Útil, ¿verdad? Y esto es sólo la punta del iceberg «estilil». Otras variaciones habituales pueden ser el texto general con sangrado extra, con viñetas o numeraciones automáticas, etc.

En otras palabras, sería como crear un  estilo «padre» y otros «hijos» basados en él. Así, al cambiar al padre, cambiará toda la progenie de estilos, y nos ahorraremos tener que cambiarlos uno a uno, con el consiguiente riesgo de equivocarnos o dejarnos alguno sin modificar, amén de malgastar nuestro valioso tiempo.

Ejemplo de una familia de estilos de párrafo relacionados.

Rompiendo vínculos

Una de las ventajas que citábamos al principio del empleo de estilos en diseño editorial, es que si modificamos un estilo, cambia automáticamente todo el texto que tenga asignado dicho estilo. No obstante, en ocasiones puede no interesarnos que un determinado fragmento de texto cambie. Pues bien, no hay problema. Simplemente situamos el cursor en el párrafo que queremos desvincular del estilo, y en la lista desplegable de la paleta seleccionamos «Romper vínculo con estilo».

Al romper el vínculo entre un fragmento de texto y el estilo que tenía asignado, nos aseguramos de que ese texto no cambiará.

Evita las modificaciones locales

Cuando aplicamos un estilo de párrafo y añadimos después algún atributo que éste no contemplaba (negritas, cursivas, etc.) a través del panel de control directamente, en lugar de valiéndonos de estilos de carácter, aparecerá un símbolo más (+) al lado del nombre del estilo.

El símbolo más indica que hay una modificación local (el texto en rojo).

InDesign nos está informando de que hemos roto las reglas que el propio estilo marcaba o, en otras palabras, que hemos generado una modificación local. ¡Ups! Y, ¿eso es grave? Bueno, puede serlo o no. En ocasiones, debido, entre otros factores habituales, a que el texto viene «contaminado» desde el procesador, nos vemos obligados a «resetear» el estilo a través de la opción «Borrar modificaciones locales» de la paleta. De esta manera, nos aseguramos de que nuestro contenido se comportará de forma consistente y coherente con el estilo aplicado, y que ningún elemento «alienígena» (metadatos que no vemos, pero que están ahí) nos genere problemas.

A través de este icono reseteamos un estilo, eliminando todos aquellos atributos que no hayamos aplicado vía estilos de carácter.

Lo malo es que, al realizar este formateo, borraremos todos los atributos no generados a través de estilos de carácter. Vamos, ruina editorial. Lo mejor es acostumbrarnos a trabajar de forma sistemática y profesional, y trabajar con estilos de carácter. De esta forma, podremos borrar las modificaciones locales sin que nos tiemble la mano.

Una opción mega top incluida en las últimas versiones de InDesign (antes teníamos que hacerlo a través de scripts) es la de «Resaltar modificaciones de estilo». A través de este icono (que se puede apreciar en la imagen) se resaltarán las modificaciones locales del texto, permitiéndonos aplicarles estilos de carácter adecuados.

A través de esta función, InDesign nos muestra, a través del resaltado, las modificaciones locales.

Importar estilos optimiza nuestros tiempos

Si queréis aprovechar el esfuerzo que hayáis dedicado a realizar estilos en un documento para otro, bien sea por coherencia (misma publicación o misma colección editorial), o bien, para partir de ellos y modificar algunos detalles, no hace falta duplicar el documento o copiar y pegar texto de un documento a otro para incluirlas. Basta con irnos a la lista desplegable de la paleta y clicar en la opción «Cargar estilos de párrafo». Se nos abrirá un cuadro de diálogo donde escoger el documento del que queremos extraer los estilos. ¡Megafácil!

Importar estilos creados en otros proyectos anteriores, puede ser un gran punto de partida.

¡Nada sin estilos! No dejes el texto «en bolas»

Como hemos insistido ya, los estilos constituyen la base de, prácticamente, todas las funciones automáticas de InDesign, tales como la elaboración de tablas de contenido, listas de figuras, etc. No obstante, si nos dejamos texto sin estilar, estas funciones no se comportarán como esperamos. ¡Cuidadín!

«La diferencia entre ambos tipos, no radica tanto en que unos sean de párrafo y otros de carácter (ya que los de párrafo incluyen también atributos de carácter), sino en que los estilos de carácter «particularizan» a los de párrafo».

Nombra los estilos con coherencia

No nos seáis manguarrianes. Nada de «Estilo de párrafo 1»,  «Estilo de párrafo 2», etc. De la misma manera que en Photoshop debemos nombrar las capas para no volvernos locos, en InDesign ídem de ídem. Esto es doblemente importante si el documento lo van a editar distintas personas. Podemos emplear una nomenclatura más estándar u otra que nos valga y sea lo suficientemente clara. Por ejemplo, para cuerpo de texto general podemos usar Body, o «Texto general». De esa manera, para los estilos derivados emplearemos la misma.

«Carpetazo» a los menos empleados

Si no queremos tener nuestra paleta de estilos hecha unos zorros, lo suyo, además de nombrarlos «en condi», es almacenar aquellos que empleemos con menos frecuencia a través de «Grupos de estilos».

Para entendernos, se trata de carpetas donde podemos incluir los estilos menos empleados, y que así no nos ocupen espacio visual en la paleta.

Por ejemplo, los estilos creados para dar formato a la contraportada de un libro (donde aparecen los créditos de la obra, año de edición, ISBN, etc.), sólo los emplearemos en ese apartado en particular. Lo lógico es guardarlos en una carpeta que, precisamente, podemos llamar «Contraportada», y que no se sumen a la lista de estilos, de por sí nutrida, que emplearemos más a menudo.

Por supuesto, también podemos (y debemos) emplear los grupos de estilos para facilitar la organización de los estilos de una publicación. El icono para crear estos grupos de estilos lo tenemos en la parte inferior de las paletas de estilos, como se puede apreciar en la imagen.

Los grupos de estilos ideales para ocultar estilos menos utilizados y para mantener orden en la paleta.

Cosas que puedes hacer con estilos, y probablemente no utilizas

Por último, nuestra experiencia en estudios y en el aula a lo largo de los años, nos ha hecho darnos cuenta de que existen opciones que los diseñadores no suelen aplicar vía estilos, normalmente por desconocimiento.

Aquí os enumeramos algunos atributos que podemos recoger a través de estilos.

Filetes de párrafo. A través del cuadro de diálogo de «Opciones de estilo de párrafo», podremos añadir filetes, tanto superiores como inferiores.

La aplicación de filetes a través de estilos de párrafo es especialmente útil para títulos y similares.

Separación de palabras. También podemos crear estilos con distintas variables para partición de palabras.

Justificación. Podemos generar diferentes parámetros de justificación para el texto general, y así hacer que, por ejemplo, el texto general tenga dos tipos de justificaciones distintas según el ancho de las columnas.

Viñetas y numeración. Podemos generar estilos que den lugar a   listados con viñetas o numeraciones automáticas también.

Expandir/ separar columnas. Una de nuestras opciones favoritas de InDesign, nos permite generar distintos números de columnas dentro de un mismo marco de texto. Muy, muy top.

Una de nuestras herramientas favoritas, aplicada a través de estilos.

Y hasta aquí nuestro dossier de trucazos para trabajar con estilos en InDesign. Esperamos, como siempre, que os sirvan mucho de mucho. ¡Ah! Y si conocéis otros tips, no dejéis de silbarnos y compartirlos con nosotros.