Es imposible saberlo todo de una disciplina, ya sea artística, científica o humanista. Esto, que en principio puede parecer una perogrullada, puede convertirse en una sólida base para avanzar con seguridad en el conocimiento de la Tipografía. Aquello que decía Charles Chaplin acerca de que «no somos más que aficionados», aunque conscientes de que cuánto más se aprende sobre las infinitas formas de las letras más patente se hace todo lo que todavía nos queda por aprender. La Tipografía es infinita, Gina Serret lo sabe bien, por eso hizo las maletas para cursar TypeParis, el programa intensivo de cinco semanas para aprender Tipografía en París. La humildad bien entendida y el tener los pies firmemente asentados en tierra firme son dos poderosas armas de las que Gina se sirve para adentrarse en los secretos y misterios de la arquitectura de la letra. Se considera aprendiz aún, pero charlando con ella vemos emerger a la maestra que ya es.
Rayitas Azules: Gina, aunque estudiaste el Máster de Tipografía avanzada de Eina, te conocemos sobre todo por tu faceta como especialista en caligrafía y lettering. ¿Crees que es un paso natural al diseño de tipografías? ¿Qué fue primero la caligrafía o el diseño de tipos?
Gina Serret: Tuve un primer contacto con la caligrafía de la mano de la añorada Montse Coma cuando estudié diseño gráfico, pero no fue hasta que cursé el máster de tipografía avanzada que empecé a ser consciente de la enorme importancia de la caligrafía en el diseño tipográfico. Verlo como dos disciplinas independientes era un completo error y la evidencia es que para entender muchísimos aspectos de la tipografía debemos buscar explicación en la caligrafía. Y, del mismo modo, desde su aparición, la tipografía también influenció a la caligrafía, así que inevitablemente van de la mano.
En mi caso, la naturaleza artesanal de la caligrafía y la rotulación pesó más que el trabajo digital en pantalla. Unos años después de que Laura Meseguer, Iñigo Jerez y Josema Uros me introdujeran el complejo mundo del diseño de tipos, me pareció interesante incidir en los orígenes y ampliar mis conocimientos de caligrafía. Así que dediqué un curso entero a estudiar desde cero los estilos caligráficos históricos más relevantes. Con esta base más sólida, no sólo he sido capaz de poder desarrollar un estilo más personal, sino que he comprendido un montón de matices de la arquitectura de la letra y me siento mucho más preparada para explorar el universo del diseño tipográfico.
RA: ¿Nos podrías contar qué te llevó a tomar la decisión de realizar TypeParis?
GS: Como ya he dicho, todos los conocimientos que adquirí con la profundización en la caligrafía y el lettering me dieron mucha más confianza para abordar de nuevo una experiencia de formación en diseño de tipos. El máster de Eina me quedaba bastante atrás ya y sentía que debía reciclarme y a la vez aprender métodos distintos. El aliciente de estudiar en el extranjero también influenció en mi decisión.
RA: Cómo era la Gina Serret que se fue a París y cómo es ahora después de París.
GS: A nivel personal, volví revolucionada y entusiasmada por la experiencia que había vivido. Fue increíble por el grupo humano que me encontré: una organización familiar pero superprofesional, profesores y colaboradores dispuestos a todo para que nos sintiésemos como en casa y, sobre todo, unos compañeros que serán ya amigos para toda la vida después de haber compartido uno de nuestros mejores veranos. Seguimos todos en contacto y, de hecho, este junio volveremos a reunirnos –y algunos hasta a convivir– en París de nuevo.
En cuanto a lo profesional, la mejora en la construcción de la letra, el manejo del dibujo digital y la producción tipográfica es evidente, aunque siento que aún me queda muchísimo por aprender.
RA: Damos por hecho que un buen nivel de inglés es fundamental, aunque estéis en Francia, para cursar este programa intensivo tipográfico. ¿Esto te ha supuesto alguna clase de dificultad, sobre todo a la hora de comprender ciertos conceptos?
GS: La verdad es que el equipo de TypeParis lo hace todo muy fácil para que sigas completamente bien la materia. Es cierto que hay términos más técnicos que quizás los primeros días hacen que vayas un poco más perdida si no tienes experiencia en caligrafía ni tipografía. Pero el mismo ritmo acelerado del curso hace que te familiarices rápido con ellos.
En nuestro grupo había distintos niveles de inglés, pero ninguno de nosotros fue discriminado por esto. Los ingleses o americanos nativos siempre estaban predispuestos a ayudar a los que tenemos el inglés como lengua secundaria. Y, seguramente, el hecho de que los mismos profesores tampoco sean ingleses nativos hace que el ambiente sea más relajado en este aspecto. Como extra, tener nociones de francés siempre suma, aunque en este curso es totalmente prescindible, ya que todas las sesiones se imparten en inglés.
RA: ¿Qué es lo que más te ha sorprendido de TypeParis, los conceptos técnicos, el profesorado, el temario…?
GS: Me repito, pero mi primera sorpresa fue a nivel humano. La relación que mantuvimos entre los compañeros durante las cinco semanas de curso –desde el primer día– fue magnífica e imposible de prever.
Por otro lado, técnicamente, me sorprendió ver todo lo que podemos lograr con tan solo cuatro semanas de trabajo en la creación de una tipografía, aunque obviamente no se pueda considerar terminada. Esto sería imposible de conseguir sin el intenso ritmo de producción que exigen y la presión a la que te ves sometida. Notar como tu cuerpo aguanta aunque creas que no vas a poder también es una sensación brutal y supersatisfactoria que culmina el día que presentas tu trabajo en público. Es una montaña rusa de sensaciones que no tiene precio.
RA: ¿Qué consejos le darías a una persona que estuviera interesada en realizar el TypeParis? ¿Qué se necesita, además de muchas ganas (dinero, organización, tiempo…)?
GS: Está claro que económicamente tienes que planearlo con cierta anticipación. Igual que el programa Condensed de la Cooper Union, es un curso caro en relación al reducido tiempo de duración. A su favor, debo añadir que una vez asistes y ves todo lo que cunden las cinco semanas –las actividades que organizan, los invitados internacionales que traen, la implicación de todo el equipo, los cientos de horas de trabajo, etc.– no tienes la percepción de haber malgastado ni un solo euro.
Lo bueno de este programa tan intensivo, estrés aparte, es que por calendario cinco semanas aún son posibles de combinar en bastantes condiciones laborales. De hecho, los organizadores tienen claro que el curso no puede extenderse más justamente por este motivo.
En cuanto a la organización personal, lo importante es encontrar vivienda en París. Por el resto, si tienes dónde dormir, no hace falta que planees nada más durante aquellas semanas ya que todo va a estar organizado y vas a seguir a rajatabla el calendario del curso. Olvídate también de los fines de semana, al menos de los tres últimos. ¡Ya lo dicen que es intensivo…! Pero aprenderás y disfrutarás como un niño.
RA: Háblanos un poco de Girouette, tu tipo, como proyecto final.
GS: Con el tiempo veo a Girouette como un juego. A partir de los referentes que obtuve y de un único esqueleto humanista, me planteé trabajar dos tipografías en paralelo –una de texto y otra display– que tuviesen proporciones completamente distintas –condensada y extendida–, pesos opuestos y, lo más ambicioso, con un contraste revertido. Y, con estos dos másteres, lograr obtener pesos intermedios a través del proceso de interpolación.
Realmente fue un proceso de trabajo muy loco porque no fue hasta el final que comprobé que era posible ir de un extremo a otro consiguiendo estilos medios que funcionasen. De hecho, sin haberlo previsto, el estilo surgido en la mitad de la interpolación casi pierde el elevado contraste que caracteriza ambos extremos. Este curioso resultado nos sorprendió a todos, incluso a David Berlow –padre de las variable fonts–, que nos visitó la última semana del curso y lo calificó de «mágico». Después de todo el sufrimiento, fue el final perfecto.
RA: Creo que se podría hablar de un antes y un después a nivel profesional tras realizar estudios de este nivel. ¿Nos puedes hablar un poco sobre tu evolución como calígrafa a diseñadora de tipos?
GS: Es evidente que hay una mejora después de TypeParis, aunque si te soy sincera, cuanto más sé, más consciente soy de todo lo que me falta por saber. Supongo que es por esto que no me considero diseñadora de tipos, ¡me queda demasiado grande! Si algún día consigo finalizar la familia entera de Girouette y puedo publicarla, quizás entonces me lo creeré un poco más. Hasta entonces, me siento mucho más cómoda situándome en el punto de encuentro entre la caligrafía, el lettering y el diseño de tipos.
RA: ¿Nos mojamos un poco? ¿Cómo ves el diseño de tipos en España desde tu perspectiva actual? ¿O cómo ves las opciones de estudiar tipografía en España? ¿En qué línea se debe trabajar?
GS: Me lo pones a tiro para hablar de la nueva escuela de tipografía que arranca el curso que viene en Barcelona: Tipo.g. De manera paralela al mundo universitario, Laura Meseguer e Iñigo Jerez han decidido apostar por un nuevo curso anual de tipografía que también abarca desde el dibujo de letras y la caligrafía, hasta el proceso más técnico de construcción digital de la letra. Todo ello contando con una selección de docentes y colaboradores inmejorable.
Y, sin salir de Barcelona, justamente este 2019 Eina celebra ya el 15º aniversario del máster de tipografía avanzada.
Una propuesta novedosa y otra bien consolidada que se suman a las múltiples y variadas ofertas formativas que podemos encontrar hoy día a nivel estatal. Un panorama cada vez más rico, por suerte nuestra.
TypeParis tiene abierta la convocatoria hasta el 14 de marzo. Puedes solicitar tu plaza y disfrutar de cinco semanas intensivas del 10 de junio al 13 de julio aprendiendo Tipografía desde un enfoque único y con grandes profesionales de la disciplina. Una experiencia mágica.