Campgràfic es sinónimo de tipografía, de impresión y, sobre todo, de entusiasmo… El necesario e imprescindible para apostar por la divulgación de un área del diseño que, allá por 1999, contaba con muy poca repercusión si la comparamos con el interés que suscita hoy día. “Buscábamos ofrecer una respuesta a por qué en la mayoría de las librerías europeas existían apartados para ‘los libros que hablan sobre libros’, y por estos lares nada había. O haciendo honor a la verdad, esporádicas ediciones sin seguimiento”.

Después de llevar más de una década recomendando en clase su imprescindible Manual de Tipografía o haber descubierto los vericuetos del diseño de libros de la mano del magnífico El diseño de libros: práctica y teoría, charlar con el equipo de esta editorial valenciana, es como redescubrir a un viejo amigo al que hace tiempo que no ves.

De hecho, hace muy poquito os hablábamos en este vuestro blog de El ABC del lettering de Iván Castro, uno de sus últimas y más exitosas referencias.

Pero vamos por orden, que nos liamos.¿Qué y quiénes son Campgràfic?

“A mitad de camino entre 1999 y 2000, nos juntamos tres personas cuya ligadura era la letra. Aunque el punto de partida tenía asientos diferentes.

Fèlix Bella había ligado sus estudios al peritaje químico, aunque nadie debe llevarse a equívocos, al relacionar química y papel, para encontrar el punto de unión entre los estudios y la dedicación profesional, que por aquellos años ya se encontraba inmersa en el mundo de las artes gráficas tanto en su vertiente laboral –trabajaba en la Generalitat – como en sus inquietudes personales e ideológicas, pues más de una revista de carácter político antes de llegar al ciclostil había pasado por sus manos.

José Luis Martín, compañero de recio abolengo impresor, se había criado entre la tinta y la minerva, entre cajas, altas y bajas, para saborear las nuevas tecnologías de la cuatricromía, el directo a plancha o la impresión digital. Pero antes que deus ex machina, se empapó de filosofía en la universidad para, en una mixtura necesaria, acabar lanzando uno de los máster de diseño gráfico más sólidos de la universidad española, en el que es profesor desde su primera edición en la Universidad Politécnica de Valencia.

Por su parte, Xavier Llopis tiene en la traducción y la corrección de textos su entrada en el campo tipográfico. En las horas libres de sus estudios de filología hizo de picador, lector, atendedor… en una imprenta. Poco después, y recién licenciado, se inclinaría por la corrección de textos, y eso le conduciría a formarse en asesoramiento lingüístico, tipografía y a dar clases de traducción en la UJI, al tiempo que, sin separar la teoría de la práctica, corregía con denuedo páginas, documentos y libros”.

Desde estos tres puntos de vista, el del diseñador, el del impresor y el del corrector en 1999 se cruzarían nuestras visiones para concretarse en Campgràfic

Pensamiento tipográfico y pedagogía como base

“Nos interesó participar en un debate público que se escondía, aparentemente, bajo el territorio de la incapacidad –se nos decía– de gestar una mínima racionalidad en la tipografía, el diseño gráfico e incluso en la caligrafía.

Uno de los grandes favoritos de Rayitas

Nuestro objetivo era sacar a la luz aquellas propuestas que quedaban amazacotadas en las baldas universitarias. Asimismo, quisimos ofrecer algunas de las grandes obras que en este campo habían aportado gran parte del pensamiento en Europa y los Estados Unidos.

Así nos decidimos a iniciar una doble vía de publicaciones. Por un lado, ediciones de pensamiento tipográfico, y, por otro, obras pedagógicas. Esta mirada doble pretendía ofrecer herramientas (manuales) a los estudiantes y profesionales, sin dejar de lado a quienes buscaban en la evolución cultural respuestas a ciertas cuestiones (¿Por qué la letra gótica está asociada popularmente a lo alemán? ¿Por qué la letra romana mayúscula tiene un carácter institucional? ¿Cuál es la razón por la que ciertos movimientos neonazis se inclinan por la letra gótica?). En paralelo, el pensamiento tipográfico surgía como una necesidad en muchos casos desconocida. Así plantemos, con las actualizaciones pertinentes, el pensamiento de Paul Renner, Jan Tschichold, Otl Aicher o J.M. Pujol”.

Elegimos papel Gardapat 13, tipografías adecuadas a cada libro, colores estudiados y un arduo proceso de revisiones y correcciones. 

RA: En los últimos años, la tipografía ha adquirido una relevancia de la que carecía previamente y se ha reavivado el interés por la misma entre la comunidad gráfica. Vosotros que lleváis apostando por aportar racionalidad a su estudio, etc. desde hace más de 15 años, ¿cómo veis este renacimiento? ¿Pensáis que se trata de una moda pasajera o que ha venido para quedarse?

“El proceso de cambio de paradigma cultural en el que nos encontramos inmersos ha modificado muchas estructuras. Entre ellas la de la tipografía. En ningún caso consideramos que se trata de una moda, más bien diríamos que ha salido a la luz, un interés que parecía escondido en los talleres de imprenta y en la alta cultura. Hoy es más popular. El debate está servido. Y no solo en la comunidad gráfica sino que empieza a participar en el mismo mucha gente. Nuestra aportación a este debate ha sido incorporar herramientas, ideas, que han forjado el gusto tipográfico en el último siglo y cómo se ha instalado este en la sociedad”.

Los favoritos de Campgràfic por Campgràfic

RA: Si tuvierais que elegir vuestros cinco libros favoritos de Campgràfic, ¿cuáles serían?

“Como somos tres, podría darse la paradoja de que el resultado fueran 15. Aunque en la medida que coincidiésemos se reduciría el número. Sin orden de prelación más allá del alfabético te diría Caligrafía de Claude Mediavilla, la magna obra Daniel B. Updike y la Historia de la Tipografía en España, de Albert Corbeto, el estudio más detallado y completo que jamás se ha publicado sobre la historia tipográfica española.

Algunos de los favoritos del equipo de Campgràfic

Asimismo, destacaría igualmente la fantástica edición de Imprenta moderna de Andrés Trapiello, el Manual de tipografía de nuestros compañeros José Luis Martín y Montse Mas, por su pedagógica labor de herramienta básica para la formación de muchos diseñadores durante los últimos quince años, y, por último, el doble volumen Paul Renner”.

¿Y qué hay de la edición digital?

RA: Recientemente habéis volcado vuestras referencias en formato digital. ¿Habéis creado una navegabilidad específica para las obras o son reproducciones tal cual de las versiones impresas (tipo eReader)?

Los libros de Campgràfic están pensados para el formato de papel: tacto, reflexión e imagen impresa. Por el momento su navegabilidad se circunscribe a su reproducción. El formato digital ha permitido salvar algunas distancias geográficas, pero por ejemplo el estudioso y el lector de América, del norte y del sur, continúa inclinándose en Campgràfic por el formato papel.

RA: ¿Pensáis que el libro en formato digital debe resultar más económico para el usuario (al no mediar producción y distribución de la misma forma que en la versión impresa) o que el precio debe estar más vinculado al contenido, cualquiera que sea el soporte?

“De entrada, no podemos deseconomizar el pensamiento, mientras el resto de la sociedad tiene una base económica. Por tanto, el acceso al aparente gratis total no es más que un desvío de los ingresos del productor, es decir quien genera el producto o pensamiento, hacia los márgenes. Otro error habitual es considerar que el libro digital no tiene producción. El libro digital deberá tener, ya lo está haciendo, valores añadidos: animación, conectividad, hipertextualidad, forificación…

RA: Mientras que hace unos años, muchos veían el formato papel como en extinción, hoy en día áreas del diseño editorial como las revistas impresas están experimentando un renacer sin precedentes. ¿Veis las tablets y dispositivos móviles como sustitutos del papel o pensáis que ambos formatos convivirán?

“No hay sustitución, como no la ha habido históricamente”.

Campgràfic hoy y mañana

“Con una ratio de 2-3 libros al año hemos alcanzado el medio centenar de libros en estos 17 años de Campgràfic. Se han publicado libros surgidos de tesis doctorales, fruto del análisis riguroso de las tendencias actuales, etc.”

RA: ¿En qué nuevas referencias andáis metidos?

“Acabamos de editar El ABC del lettering de Ivan Castro, y la respuesta está siendo fantástica. De cara al futuro más inmediato buscamos consolidar las tres líneas sobre las que trabajamos, la del pensamiento tipográfico, la que aporta manuales didácticos, y la línea caligráfica que está en la base de muchas tipografías”.

En los tiempos de los 140 caracteres (recientemente ampliados), ¿es todavía posible mantener el esfuerzo, exigible, de leer y reflexionar por qué ocurren las cosas de un modo y no de otro?

RA: Tenéis presencia en varios países de habla hispana… ¿tenéis el mismo éxito aquí que en Latinoamérica? ¿Percibís diferencias en la demanda de unas obras respecto a otras en distintos países?

“La acogida que hemos recibido en Latinoamerica ha sido muy buena. En este momento, te diría que personas de todos los países de la zona han solicitado, por ejemplo, el libro de Ivan Castro, incluido Brasil. Países como Argentina y México tienen un peso importante, pero últimamente, tanto Chile, como Uruguay y Colombia han empezado a solicitarnos con asiduidad libros. La labor desinteresada de amigos como Rubén Fontana, Miguel Catopodis o Pablo Cosgaya, o distribuidores como La Panoplia y la La Paragráfica, han hecho una gran labor en este sentido”. 

RA: Para acabar una pregunta indispensable… ¿A qué tipografías le tenéis especial cariño y por qué?

La lecturabilidad de la Celeste de Chris Burke está entre nuestras opciones, lo mismo que su contraste con la Futura. Pero los afectos tipográficos los determina el libro y su planteamiento. No se trata tanto de gustos personales, como de tipografías que mejor se adapten al libro que estemos trabajando. Cada libro, tiene su tipografía, como nos enseñó Jost Hochuli.

Fotos: Campgràfic y Salva Cerdá (Rayitas azules)