Iván Caíña fotografiado por Alehk Rod

La caligrafía y el lettering están de moda, pero cuando pase este tsunami que ahora mismo nos envuelve por todas partes, quedará un puñado de grandes profesionales de la caligrafía, diseñadores gráficos con el punto de mira fijo en el cuidado extremo de las letras; en definitiva, quedarán los buenos. Tipos como Iván Caíña, un diseñador gráfico que va camino de convertirse en un gran maestro (si no lo es ya) a base de no dejar de considerarse aprendiz.

Quien piense que lo sabe todo va por muy mal camino. En esta profesión tan cambiante y tan competitiva hay que ser humilde y ser conscientes de que por mucho que sepamos, aún hay muchísimo más por aprender. Sobre todo si parte de tu labor profesional se desarrolla como docente. Plantarte delante de los alumnos y alumnas y contarles lo que tú sabes es un enorme reto diario, que hay que afrontar con total honestidad. Y si algo caracteriza a Iván Caíña es su compromiso con los materiales que maneja, por los que siente un profundo y apasionado respeto.

En Rayitas queremos siempre aprender de los buenos y, a ser posible, que sean ellos mismos quienes nos cuenten sus secretos, sus procesos creativos, sus trucos o lo que nos quieran contar. Así que preparemos lápiz y papel, que comienza una clase magistral con uno de los expertos en caligrafía y lettering más en forma actualmente.

Retrato de Iván (derecha) por Agustín Escámez

¿Cómo se hace uno calígrafo?

Considerarme un calígrafo sería demasiado pretencioso por mi parte, así que honestamente no lo soy. Sí que soy diseñador especializado en caligrafía y lettering, así que ésta puede que sea una mejor definición. Creo que en España, el término calígrafo lo podrías aplicar a tres o cuatro personas como máximo, los demás todavía estamos aprendiendo.

Mi romance por las letras nace con el graffiti. Siempre he tenido inquietud por la letra en cualquiera de sus aplicaciones y orienté mis estudios al diseño gráfico para desarrollar así mi pasión y convertirla en mi trabajo.

Una vez matizada esta definición, siempre me ha fascinado todo lo que tenga que ver con las letras en cualquiera de sus aplicaciones. Enfoqué mis estudios al diseño gráfico, pero no fue hasta hace unos años cuando me decidí a estudiar caligrafía y a día de hoy sigo aprendiendo. Intento asistir a clases con los mejores y no pasa un solo día sin que haga algo de práctica, intento ser lo mas honesto conmigo mismo, localizando mis errores en esa práctica diaria. Creo en esto como la única manera de avanzar.

Fotografía de Diego Bermúdez

¿Cuáles son tus influencias? 

Tengo cierta sensibilidad a recibir estímulos visuales. Soy de los que se para a fotografiar algo viejo, degradado por el tiempo y que para la mayoría no tiene mucho interés, a sabiendas de parecer un loco. Soy un observador de todo lo que tenga que ver con la creación; arquitectura, arte, decoración, música, cine… y al final esa es la base de mi inspiración.

Si además me pides que cite diseñadores, calígrafos etc… Siempre me he fijado en los que tratan de manera elegante la tipografía en cualquiera de sus disciplinas. Diseñadores como Paula Scher, Sagmeister & Walsh o Alex Trochut, en cuanto a caligrafía y lettering, sigo mucho el trabajo de Ricardo Rousselot, Ale Paul, Sergey Shapiro, Joan Quirós, Oriol Miró, Tyrsa

Fotografía de Diego Bermúdez

¿Cómo abordas como diseñador gráfico un proyecto de lettering? ¿Cómo decides que zonas destacar o qué estilo utilizar?

Adaptándome a lo que pide el cliente sin perder mi esencia. Creo en eso de que los diseñadores estamos aquí para solucionar problemas de comunicación, así que intento afrontar los proyectos de manera técnica y artística en este mismo orden.

A lo largo de estos años he ido realizando encargos para clientes tan diversos como Barceló, The Hundreds, Calvin Klein, Cacharel, Amarna Miller, Samsung, T Magazine… Así como algún reportaje en publicaciones sobre arte, diseño y tendencias.

Muchas veces hay clientes que vienen con una idea debajo del brazo, han visto otro trabajo mío y quieren que lo haga igual o similar. Es ahí el momento de educar al cliente, de aconsejarle que quizá eso que estéticamente funciona, no le ayuda con su problema. 

¿Cuáles son las herramientas que utilizas en tu día a día?

Todo lo que me permita hacer caligrafía y lettering me interesa, así que no paro de probar material, pinceles, tintas, papeles, rotuladores… De hecho, tengo lo que yo llamo el cajón de las segundas oportunidades, en el que hay mucho de material que en una primera toma de contacto no me ha fascinado, pero que en una segunda oportunidad quizá me divierta mucho.

El material que utilizo a diario es pincel, acuarela, tinta china, brushpen, plumas y mucho papel verjurado. Por esto último ya no pertenezco a Ecologistas en Acción.

Fotografía de Diego Bermúdez

Fotografía de Diego Bermúdez

¿Qué crees que tiene la caligrafía para que cada día haya más personas mostrando interés por ella?

Creo que hemos entrado en un estado de sobredosis de lo digital. Hemos dedicado mas de dos décadas a alabar lo bien que trabajaban las máquinas y a no valorar demasiado lo que hacen algunas personas con sus manos. Ahora nos estamos dando cuenta de que aquel rótulo tan perfecto hecho de vinilo no tiene personalidad porque se ha hecho apretando un botón y que carece de alma porque el que lo estaba instalando estaba deseando terminar. Ese trabajo jamás pasará a la historia. Pero, sin embargo, un trabajo del maestro Ochoa, por ejemplo, tiene un pedazo de la vida de esa persona, y además, ha puesto todo su amor en ese encargo, y todo eso hará que su huella permanezca intacta en el tiempo. Creo en la imperiosa necesidad del ser humano de construir cosas con sus propias manos. Esto nunca se va a perder.

Fotografía de Diego Bermúdez

En publicidad y marketing se está produciendo un uso generalizado de tipografías de estilo caligráfico. ¿Cómo ves el nivel?

Pues hay un poquito de todo, la caligrafía cuqui que alguna marca que todos conocemos ha puesto de moda está haciendo daño a los que nos tomamos esto más en serio. Son la Comic Sans de la caligrafía y nos está invadiendo por completo. Aun así, creo que en España hay muy buen nivel y al final parece que los mejores encargos se los están llevando los que tratan a la letra como se merece.

En los talleres que impartes, ¿existe un perfil más o menos definido de la persona que acude a ellos o se trata más bien de gente variopinta?

Para esto hay dos perfiles, los que lo van a utilizar para trabajar y los que lo hacen por mero gusto, así que tengo un poquito de todo, la verdad. Lógicamente hay mucho diseñador, ilustrador y en general gente relacionada con el mundo gráfico, pero también viene mucha gente a la que le apetece mucho esto, al igual que un taller de cocina también les apetece. Todo el mundo se lo pasa en grande.¡Y el que más, yo! 

Taller en The Art Valley. Fotografía de Alehk Rod

Si tuvieras que destacar alguna faceta de tu trabajo como calígrafo, ¿cuál sería, la docente en los talleres o la parte más en solitario trazando letras?

Confucio decía: «Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida». Así que me lo aplico, hacer lo que me gusta todos los días.

Taller en The Art Valley. Fotografía de Alehk Rod

Estoy en un momento en el que me siento un privilegiado por dedicarme a esto. Disfruto cuando me siento todos los días a practicar un poco, porque la caligrafía os aseguro que engancha. Pero también me engancha desde el primer minuto cuando me llaman para afrontar un proyecto en el que han pensado en mí para que se lo resuelva. Además, ¿no te parece lo mas bonito del mundo cuando sabes hacer algo y los demás quieran aprender de ti? Y también aprender un poquito tú de ellos. Dar clase es algo muy gratificante, qué te voy a contar a ti, ¿no? No me decanto por nada, porque es un todo ¡y ese todo me gusta!

Taller en The Art Valley. Fotografía de Alehk Rod

Todas las imágenes han sido cedidas por Iván Caíña.